sábado, 11 de agosto de 2007

Pichí Rules!!!

No sé bien el por qué algunas personas son más necesitadas que otras de tener animales que les hagan compañía, será porque hay a quien les gustan más y a otros menos, también influenciarán las alergias, la educación recibida, etc.

En mi caso, de pequeñita creo recordar que sólo tuvimos un pez en casa, Pipo, de color rojo en una pecera con un soporte en forma de gato que se asomaba como intentando cazar al pececillo. Supongo que Pipo murió de puro estrés...

Cuando fui más mayor y ya iba al instituto en mi casa compraron a Gina, una perrita West Highland White Terrier, pero hasta que creció no llegamos a simpatizar mucho. Yo tenía una alergia bastante fuerte a los perros y cuando era un cachorrito casi no podía estar con ella y supongo que eso la marcaría de alguna forma porque ni siquiera quería bajar a la calle a pasear conmigo. Cuando creció dejó de ser tan señoritinga y hasta se quedaba en mi casa algunos días y nos lo pasamos bien. La pobrecilla murió cuando aún era relativamente joven.

Después mi madre y su marido adoptaron a Nina, medio "westie" medio "ves a saber qué", que es todo simpatía y juegos.

Y ya viviendo en mi propia casa he tenido peces sobretodo. Son curiosos y no necesitan que seas especialmente atento con ellos (lo mínimo por supuesto, comer y mantener limpia la pecera y el agua). Nunca he querido adoptar otro tipo de animales que necesiten unos cuidados exigentes y responsables, como los perros, quizá por no creerme suficientemente capacitada para darles todo aquello que necesitan. No son un juguete y hay poca gente que se de cuenta de esto. Todos, de cachorritos son muy monos, pero hay que educarlos y quererlos siempre y es una tarea que requiere un compromiso.

Pichículino

Como no soy muy ducha en quererme a mí misma no pensé que pudiera comprometerme a querer a un ser pequeñito, pero Pichí me convenció que era capaz y me sorprendí a mi misma al darme cuenta de lo mucho que me enternecía el corazón esa bolita blanca de pelo que duerme la mayor parte del día pero que necesita el contacto con la persona, que lo saquen de su jaula y jueguen con él. Al principio me daba un pelín de angustia cogerlo, es una ratoncillo al fin y al cabo, pero me di cuenta que era suavito y dulcísimo y al final tenía que contenerme para no despertarle y cogerle... Estos días que he estado fuera de vacaciones lo he dejado con mi hermana y su marido para que le cuidaran (sólo hay que llenarle el comedero y cambiarle el agua), pero al final se han encariñado tantísimo que me dio lástima llevármelo a casa. Le han dedicado un vídeo con sus mejores momentos:

Y después de Pichí, llegó Chatrán. Un gatito naranja abandonado a su suerte junto a todos sus hermanos. Él fue el único que sobrevivió cuando ya habían muerto todos ellos. Está creciendo por momentos y me ablanda darme cuenta que me reconoce y que su actividad favorita para hacer conmigo es dormir. Nos quedamos los dos dormidos en el sofá a la primera oportunidad. Ahora mismo está dormido en mi hombro (no sé cómo puede hacerlo) y supongo que debe saber leer porque está respondiendo a los elogios lamiéndome el cuello con su pequeña y rugosa lengüita rosa. ¡Qué adulador!

2 comentarios:

ChetoCheta dijo...

te echo de menos Pichí!!!

Anónimo dijo...

Yo también quiero ser su amiguito, pero no me dejan. Yo lo cuidaría mucho, guararía un recuerdo suyo dentro de mi para siempre ...