Experimentando con mi sobrina prelectora
El título de este post suena muy mal, lo sé. Pero no se alarmen no le he hecho nada malo a mi sobrina, al contrario. Emma cumplió el pasado viernes su primer añito de vida y desde que nació me he dedicado a regalarle libros. ¿Por qué? Hombre, menuda pregunta, parecen nuevos por aquí...
Pues porque me sabía de memoria la teoría de los bebés prelectores, que llevaba tiempo repitiendo a padres y maestros, pero nunca había podido comprobarlo por mí misma. La curiosidad era inmensa.
Aunque más que por qué, la pregunta sería, ¿cómo ha sobrevivido la criaturita a tamaña tía monotemática?
Yo también me lo pregunto. Como les decía, parece ser que mucho mal no le he hecho pues mi hermana aún me deja entrar en su casa, achuchar a su hija y permitirme que me la coma a besos. Y la pequeñaja lo único de lo que se muere, es de la risa.
Los primeros libros que le regalé fueron aquellos que eran más fáciles de manipular para bebés de edades tempranas porque están fabricados con materiales muy resistentes y lavables que además permiten ser chupados, como los de tela o los que son para mojar. Mi primera gran emoción, cuando comprobamos con con tres mesecitos cogía el libro con sus manitas y fijaba la vista en las ilustraciones. Fue una pasada... Mis escogidos para esa etapa, entre otros, la versión de tela de Adivina cuánto te quiero y en versión de plástico para mojar El baño de Elmer.
Pasado ese primer subidón, seguimos con los libros de tela más elaborados, con sonidos, lucecitas (que por cierto descubrimos a posteriori que las tenía) y elementos que sobresalen del libro, y también con los de cartoné con esquinas redondeadas. De estos últimos, bueno y de los de tela y para mojar también, hay multitud de variedades en el mercado editorial. Algunos tienen sencillos hilos argumentales, otros son concatenaciones de imágenes sobre el mundo cotidiano del bebé o conocimientos básicos como los colores, las formas, las letras... Como son muy resistentes, son ideales para que los muerdan, los golpeen, los chupen...
Mi colección favorita de libros de cartoné para bebés es Los libros del chiquitín de Helen Oxenbury. Está formada por diez títulos sin texto, con imagénes de colores suaves, niños sonrosados e historias sencillas. Los objetos y situaciones que ilustran cada libro inteactuan con el bebé (chiquitín). También le he comprado la colección Emma de Jutta Bauer porque a parte de que lleve de nombre el mismo que mi sobrina, la ilustradora es una de mis favoritas. Cada título ilustra situaciones cotidianas (come, ríe, llora, en casa) y tiene pequeños textos rimados. ¡Me encantan!
Otro momento importante también fue cuando le hice el carnet de biblioteca, que cogió con un entusiasmo bárbaro, aun sin saber qué y para qué era. También hemos introducido los libros de canciones, nanas, rimas y onomatopeyas para leerle en voz alta y que vaya descubriendo el sonido y la entonación de las palabras. Es divertidísimo leer y cantar con ella porque se muere de la risa, parece que la canción le haga cosquillas. No sé, a lo mejor soy yo, pero creo que disfruta un montón con la lectura y sólo tiene un añito.
Me lo paso genial con ella y animo a todos los papis a que lo hagáis, es muy divertido y estamos creando unos cimientos muy sólidos para construir un hábito muy importante.