lunes, 17 de septiembre de 2007

Vuelta al cole (II): Educación para la ciudadanía

Menudo follón se ha armado con esta nueva asignatura. Y es que mucas sensibilidades se han ofendido con esta modificación del currículo que busca una educación en valores morales y democráticos.

Mucha gente se ha rasgado las vestiduras, indignados, por pretender inculcar a los niños una educación basada en los valores democráticos, la libertad, el diálogo como vía para defender los conflictos... Es más, tildan a la asignatura de lavado de cerebro infantil y de intentar abolir los valores cristianos en las escuelas.

La mayoría de los que alegan tales calumnias no sé si se habrán preguntado por qué las asociaciones de escuelas cristianas han declarado, en contra de lo que vociferan los obispos, que esta asignatura es necesaria. Y es necesaria porque la educación en valores que debería ser responsabilidad de las familias (aquella responsabilidad, por cierto, que el Foro de la Familia alega que ha sido robada por el Estado), sin saber cómo, ha pasado a recaer en los hombros de los maestros.

En la actualidad muchos niños viven ajenos a su entorno, con las llaves colgadas del cuello, educados en su casa por las pantallas. Son esos niños de la sociedad teledirigida de Giovanni Sartori. En mi escuela puedo ver a muchos de esos niños que no comprenden por qué deben guardar respeto a los demás, que no entienden por qué no pueden imponer su comportamiento a los demás... y que en clase se comportan, pero en cuanto traspasan las barreras del centro cambian el chip.

Es cierto que esta asignatura es necesaria, aunque no todo es oro lo que reluce, para que nos vamos a engañar. Que una sea progre no quiere decir que sea complaciente. Este tipo de asignatura en 3ºde ESO me parece un ejercicio bastante ingénuo. Los adolescentes de este curso son poco volubles. Se estudiarán lo que es la democracia en teoría, pero eso no les ayudará a estimular su sentido democrático. Este tipo de educación debe transmitirse cuanto antes mejor. No en el último momento, antes de que en un curso deje ser obligatoria su asistencia a la escuela.

Se argumentan también como objeciones los miedos a los textos de los libros de texto. Como ya dije en el post anterior: hay libros de texto buenos, otros menos buenos y otros vergonzosos. En este caso igual, pero también se da en matemáticas, francés y lengua castellana y no por eso vamos a dejar de impartir esas asignaturas. En este caso, es responsabilidad de los diferentes centros escoger un libro de texto que sea objetivo, que trate los diferentes temas con responsabilidad y madurez. En nuestra escuela han escogido el libro que ha escrito el filósofo José Antonio Marina de reconocida trayectoria solvente, editado por Cruïlla. Otras editoriales también han publicado libros buenos y otras editoriales han publicado libros más en su línia subjetiva, de acuerdo con su propio credo (Casals por ejemplo alega que el matrimonio sólo puede darse entre hombre y mujer o Octaedro dedica un capítulo entero a la homosexualidad).

Quizá este tipo de asignatura debería implantarse con la aprobación unánime de nuestros parlamentarios, pero, ¿alguien cree que pasarán más de 3 años sin volver a cambiar nuestra ley de eduación? ¿Alguien cree, aún, que nuestros parlamentarios se van a poner de acuerdo en cómo quieren adoctrinarnos? Mucho ruido y pocas nueces...

Por cierto, el libro que cito de Giovanni Sartori se titula Homo Videns: la sociedad teledirigida y está editado por Punto de Lectura (o sea que sólo cuesta unos 7€!!!). Os recomiendo muy mucho su lectura.

2 comentarios:

bravecoast dijo...

creo que en francia hace tiempo que hay una cosa asi en las escuelas, le preguntare a mi novia a ver como iba, pero no se si ella lo hizo porque iba a un cole de monjas.

Anónimo dijo...

sinceramente es un poco chiorada porque lo hago jo en clase i te enseñan valores que mes o menos ja los tines aprendidos pero por otra parte edsta muy bien porque t e pone las estadisticas de los niños que fuman / que se pinchan etc.

en realidad la asignatura esta bien pero aburre muchio