sábado, 31 de diciembre de 2011

Un matrimonio feliz, de Rafael Yglesias

Enrique Sabas, escritor y guionista de cine, vive con su mujer Margaret, diseñadora gráfica, en Nueva York. Disfrutan de una vida acomodada y estable después de treinta años de matrimonio, hasta que a ella le detectan un cáncer contra el que no podrá luchar. El protagonista reconstruye los episodios más importantes de su vida con Margaret: cómo se conocieron, cómo se enamoraron, el nacimientos de los hijos, el desarrollo de sus carreras profesionales y las pequeñas crisis por las que pasa su relación a lo largo de los años; pero también cómo ella lucha contra el cáncer y la aceptación poco a poco que la muerte está próxima.

A primera vista podríamos pensar que estamos ante la típica historia “chico encuentra chica – chico pierde chica trágicamente”, pero no. La grandeza del libro es el planteamiento que hace el autor de temas tan manidos como el amor y la muerte. A lo largo de la narración el lector va saltando junto al protagonista por las diferentes etapas de la historia en dos líneas temporales/narrativas: la historia de la pareja en común y la fase terminal del cáncer de la esposa. Al principio son dos líneas temporales, pero a medida que avanza la lectura las dos historias se encuentran para culminar con el punto y final de la muerte. El lector alterna un capítulo de su historia en común con otro sobre la despedida.

La intensidad va creciendo gradualmente y podemos sentir el dolor, pero también la alegría, con los que el protagonista rememora su vida en común, el misterio del enamoramiento, el apego hacia la otra persona, los altibajos de la relación, la monotonía de la estabilidad y la complejidad con la que encaramos la pérdida de un ser querido. Cuantas menos páginas le quedan al libro, más se te encoge el corazón y esa empatía auténtica (sin hacer uso de artificios ni trucos fáciles) que consigue con el lector es uno de sus puntos fuertes. El otro, que el libro está escrito y construido ejemplarmente.

Un matrimonio feliz, de Rafael Yglesias, es el mejor libro que he leído en 2011. Lo leí en el mes de septiembre y he esperado hasta el último día del año para confirmar su primera posición en mi ranking personal, ya que son muchos los libros que pasan por mis manos a lo largo de 365 días, muchísimos más de los que luego reflejo en este espacio (algunos por falta de tiempo, otros por falta de interés). No puedo aportar nada más al comentario de este libro, exceptuando esta cita de la que hasta la fecha es la mejor descripción que he leído nunca de un primer beso...

Hubo un silencio, él desplazó todo su cuerpo sobre el sofá, se acercó a Margaret unos centímetros hasta que sus muslos se tocaron, y se inclinó.

Enrique se detuvo a mitad de camino de su meta. Margaret quedó en silencio. Una sobria oscuridad inundó sus luminosos ojos azules. Ella se quedó mirando los labios de Enrique como si calculara a qué podían saber. Este había llegado demasiado lejos como para retirarse. Se acercó un poco más, demasiado asustado para respirar. Ella no le alentó. No hizo ningún gesto que delatara si separaría los labios para recibirle o los abriría para chillar.

Enrique los tocó para tantear el terreno y con exquisita suavidad, como si pudieran atacarlo. Cerró los ojos, abrumado al verse tan cerca de los océanos insondables de Margaret, y se acercó más al no percibir ninguna resistencia violenta. El cuerpo de Margaret cedió, sus labios se separaron, el líquido de su boca bañó la de Enrique en una breve inmersión, solo para unirse de nuevo y apretar. Él se acercó más y uno de sus brazos maniobró en torno al delgado hombro de Margaret, sus narices se rozaron mientras se abrían el uno al otro al unísono, y en una maravillosa ilusión, durante una fracción de segundo, pareció que ya no tenían ni principio ni fin. Sus bocas se cerraron, satisfechas por esa breve unión, y él se apartó mientras le brotaba una sonrisa en la boca. Ella no sonreía. Lo contemplaba de una manera solemne. Él esperaba una respuesta a su pregunta: ¿Puedo continuar?

¿ME LO PRESTAS?

martes, 27 de diciembre de 2011

Una novela de barrio

Desde que llegué a la biblioteca en la que actualmente trabajo y me admitieron en laBanda supe que tendría que actualizar alguna de mis lecturas pendientes so pena que me acabaran echando. Ahora las actualizo para mí misma, no me echan de laBanda ni con agua caliente, vamos... Una de mis asignaturas pendientes era Francisco González Ledesma. Escritor de género negro tan conocido y reconocido por crítica y lectores que no pienso añadir nada más.

Lo mismo le pasa a su personaje, el inspector Méndez que ya forma parte del imaginario colectivo de la ciudad. Apareció por primera vez en la novela Expediente Barcelona, publicada en 1983, inicio de la serie que siempre se mantendría ambientada en la ciudad y con el personaje del inspector como protagonista.

Pero me voy a centrar en el penúltimo caso del inspector Méndez, el que tiene que resolver en Una novela de barrio, donde un atracador de bancos es asesinado. Éste había huido después de su último golpe, cuando junto con su cómplice mataron a un niño de seis años. El principal sospechoso de la muerte del atracador es el padre del niño, reconvertido a guardaespaldas. El cómplice del atraco sufre, no sea que su destino se convierta en el mismo que en el del compañero, así que intentará asesinar al guardaespaldas antes de que lo liquiden a él.

En este triángulo pistolero se inmiscuye el inspector Méndez que irá metiendo la nariz en los diferentes elementos de la ecuación hasta dar con la solución, aunque con el particular sentido de la justicia de Méndez, quizá no sea la más políticamente correcta...

El otro personaje inevitable es la propia ciudad, pero la de Méndez, aquella que recuerdan los barceloneses de más de 35-40 años, la que no vivía bajo el yugo del urbanismo despiadado, de calles estrechas pero historias anchas, bares todo lo contrario a asépticos y señoras de mal vivir (de estas aún tenemos). Lamentablemente yo no me cuento entre ellos, pero gracias a la recreaciones del autor uno puede echar de menos esa ciudad sin haberla vivido.

Con Una novela de barrio, Francisco González Ledesma añadió el Premio Internacional de Novela Negra RBA (2007) a los que ya le había proporcionado Méndez con el Planeta (1984), el Mystère (1985 y 2005) o el Hammett (2002).

jueves, 22 de diciembre de 2011

La cocina literaria

Los lletraferits no podemos dejar de imaginarnos cómo debe ser esto de escribir una novela. Algunos fantasean con ello, otros hasta se tiran a la piscina. La figura típica y tópica del escritor es la de aquel atormentado que nada en alcohol hasta que sus musas le hacen una visita y entonces no puede separarse de su màquina de escribir (la imagen no es tan atractiva actualizando la tecnología) y del paquete de cigarrillos.

El escritor tiene el poder de transmitir a sus lectores historias que fascinen, quizá por eso muchas veces nos los imaginamos atormentados por el peso de su talento. Pero la vida profesional, real, de los escritores no es así, supongo que mayoritariamente, y nos preguntamos, ¿cómo lo harán para producir sus obras? ¿Siguen una metodología de trabajo disciplinada? ¿Le dedican muchas horas? ¿Qué pasa si no se les ocurre nada?

Esta curiosidad de los lectores hacia los escritores y la producción literaria también se la plantearon en la revista literaria El Ciervo. Así surgió en la publicación la sección “La cocina literaria” que durante 13 entregas respondió a las preguntas más comunes sobre cómo los novelistas escriben sus obras y por qué toman una decisión o otra. Los redactores de la revista pidieron su colaboración a diferentes figuras de renombre dentro del panorama literario del país y una sesentena fueron los que finalmente respondieron a las cuestiones más habituales: ¿Cómo y de qué manera bautizan a los personajes? ¿Cómo empiezan y acaban sus novelas? ¿Cómo escogen el título? ¿Cómo escogen los escenarios? ¿Cómo generan suspense?, entre otras. Y todas las respuestas juntas forman un libro de mismo nombre.

Como lectora curiosa que soy, me ha interesado mucho saber los diferentes métodos de trabajo que escogen mis escritores preferidos. Destaco preferentemente la aportación de este trabajo culinario-literario de los autores que sitúan sus narraciones en Barcelona y ha sido un placer descubrir como transforman la ciudad en un personaje más autores de la talla de Francisco Casavella, Javier Cercas, Alicia Giménez Bartlett y Marcos Ordóñez. Pero no puedo concluir estas líneas sin compartir con vosotros una mención que hace el escritor Antonio Soler a su colega, el gran Juan Marsé, en referencia a la peliaguda situación de titular una obra:

Cómo surge es misterioso, lo mismo que cómo surgen los personajes del libro. Se revelan de pronto, pero con la sensación de que siempre han estado en tu cabeza, escondidos detrás de una cortina. El problema viene luego. Cuando al editor, mi querida Raquel de la Concha o al par de personas en quien confío les parece un desastre. Y ahí viene el calvario. Buscar un título en frío. Y eso no sé hacerlo. Me meto en un laberinto, leo la Biblia, a Shakespeare, y no veo nada. Me salen tópicos. Una y otra vez me doy contra la pared para acabar pensando que el título de todos mis libros me lo quitó hace tiempo ese viejo pistolero, el mejor de nuestros novelistas. Marsé. Yo quisiera titular todas mis novelas Si te dicen que caí.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Richard Yates, de Tao Lin

Una de las grandes ventajas de no leer las críticas literarias antes de empezar un libro es que éste no te crea expectativas. Algunos de vosotros lo hacéis, yo soy incapaz. Con asiduidad leo los suplementos literarios, blogs y no dejo escapar los pocos programas de televisión donde los libros sacan la cabeza. Normalmente no me llevo decepciones, alguna muy de tanto en tanto, pero el libro del que voy a hablaros a continuación me supuso un gran chasco. Pero ha sido diferente a otras veces.

¿Conocéis esa sensación de ser el único diferente entre muchos? ¿De desconocer aquello de lo que están hablando? ¿De ser rojo entre multitud de verdes? O algo menos romántico, encender la radio (una que no sea radio-fórmula con los mejores éxitos de los 70, 80 y 90) y no conocer a ningún grupo en 30 minutos, ¿la conocéis?
Pues esa sensación es la que he sentido leyendo Richard Yates de Tao Lin; porque había leído grandes alabanzas, todo aplausos (casi veía los fuegos artificiales de fondo) a este narrador, joven promesa de la literatura, y me moría de ganas por unirme a la fiesta.

Lo primero que noté al leer las primeras páginas, fue incredulidad. Sintagmas verbales uno detrás de otro, sin diferencias, todo repeticiones. "Haley Joel Osment dice... Dakota Fanning dice..." Sin parar. Situaciones vagas, estúpidas, disfuncionalidades a tutiplén sin ningún tipo de profundidad, una vez y otra, y otra, y otra. Claro, los protagonistas (que toman los nombres de dos famosos jóvenes actores americanos) hablan mediante sms y chats de Gmail. ¡¿Y qué!? ¿No es posible una complejidad lingüística superior sólo porque eres adolescente en tiempos de la revolución en la comunicación? Y sí, los protagonistas están deprimidos, pero de una manera extremadamente tópica. Son humanoides-cliché que surfean las redes sociales. Si no dicen que se van a suicidar 20 veces en un mismo capítulo, no lo dicen ninguna. ¡No es tan difícil! ¡Tírate a la vía del tren!

Hacia la mitad del libro empezó a rondarme la tentación de dejarlo, pero no fui capaz. Quería saber si había algo más. No podía ser que no hubiera nada más. Pero la escritura seguía siendo vaga, extraña, sin ningún tipo de profundidad ni expresión. ¿Cómo podía ser que un libro donde la descripción es casi inexistente y dominan los diálogos, fuera tan brutalmente aburrido?

Y en ése momento, tuve la revelación: Tao Lin no es un farsante, ¡es un genio! Nos está tomando el pelo. Mejor dicho, les ha tomado el pelo a todos los que creen que es un dios de la literatura y que le habrán pagado un pastizal por bautizarlo como el narrador de la generación Facebook. A base de repetir conceptos, frases e ideas, vacíos todos ellos. Es un genio y sólo él conoce los secretos y misterios de la literatura híper-post-tecno-ecopija-modernista.

Tiene que ser esto último porque si no es así, definitivamente me he hecho mayor y no entiendo nada. Que también podría ser...

LIN, Tao. Richard Yates. Barcelona: Alpha Decay, 2011. ISBN 9788492837205.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

La biblioteca huele

En la biblioteca disponemos de un servicio que arrassa entre los usuarios y otras personas del barrio que no han entrado nunca en nuestros dominios: el bar.
Está ubicado en una de las entradas al edificio. Uno de los inconvenientes más destacados (para nuestras estadísticas) es que a veces hay más gente en el bar que en la biblioteca, aunque es una paradoja porque en realidad están dentro del edificio de la biblioteca...

Otras de las desventajas: el ruido y el olor. ¿Por qué? Porque no hay mampara alguna que separe los dos servicios. Por eso, cuando ruge la marabunta en el bar, desde la barra tienen que hacer callar a los clientes o pedirles que bajen la voz (cualquiera diría que es un gag humorístico) y cuando llega la hora de hacer las comidas y los menús, en toda la biblioteca se huele lo que se va a comer ese día o al siguiente.
A veces es agradable. Sabes que es jueves porque a las 12 empiezas a notar el olorcito a paella. Otras no tanto, como cuando lo que detectas es coliflor a las 5 de la tarde.

Todo esto os lo cuento para ilustraros una biblio anécdota que me acontenció ayer por la tarde en el mostrador de la planta de adultos (no podía ser en otro):

Usuario: "La biblioteca huele. Huele mucho a pescao"
Yo misma: "Sí, en el bar deben estar cocinando"
Usuario: "¿Y tú no puedes hacer nada?"
Yo misma: "0_0 No, si quiere puede usted formalizar una queja pidiendo que nos instalen una mampara separando el bar de la biblioteca"
Usuario: "Niña, ¿por qué no subes tú y les dices a los del bar que estas no son horas de cocinar pescao?"

Nunca dejo de sorprenderme por las consultas y peticiones extrañas que recibo durante las pocas (y desgraciadas) ocasiones en las que tengo que atender en la planta de adultos. Los niños no preguntan cosas tan básicas y seguramente entenderían por qué no puedo ir al responsable de otro servicio y decirle cómo debe gestionarlo. Con ellos podemos intentar adivinar a qué huele hoy. A mí el otro día me olía a rollito de primavera, a ellos les olía a pimiento. ¡Misterios de la biblio vida!

viernes, 9 de septiembre de 2011

Signatura 400, de Sophie Divry

Soy una presa fácil para los libros sobre libros. Uno que publican, uno que me compro. Matizo, me compraba. Ahora me lo pienso más porque como los metros cuadrados de los pisos donde habito van menguando, la colección de libros hace lo mismo.
Por suerte Signatura 400 me lo regalaron (¡Gracias Esther!) porque con lo preciosa que es la edición y sabiendo que más que un libro sobre libros es un libro sobre bibliotecari@s, habría caído seguro.

En Signatura 400 nos encontramos con una bibliotecaria anónima (nunca sabremos su nombre) que al llegar al trabajo, unas horas antes de abrir la biblioteca, se encuentra en su planta (entiéndase como nivel, piso, en un edificio, no como ejemplar de la flora entiestado sobre su mesa) a un usuario que se quedó encerrado la noche anterior (sí, en mi biblioteca también nos ha pasado, pero nos dimos cuenta cuando bajábamos la persiana).

A modo de regañina, la bibliotecaria en cuestión le suelta un monólogo de órdago al usuario, que se extenderá durante el centenar de páginas que ocupa el libro, sin dejar posibilidad a la aparición de algún punto y a parte o a la intervención del regañado. Ella solita empezará y acabará justo cuando toque abrir la biblioteca.

Siendo un libro de "lo mío", aportando una voz original, siendo una sucesión de citas acertadísimas sobre bibliotecas, usuarios y cultura en la actualidad, Signatura 400 es una obra buena, que me ha asfixiado un pelín (no sé si será por la falta de pausas en el monólogo) y de la que esperaba un poquito más. Porque aunque los libros y las bibliotecas estén siempre en el relato, está mucho más presente la soledad, la impotencia y la frustración de la protagonista ante las situaciones de su realidad y de la vida, como que la signatura 400 de Dewey esté vacía. ¡Eso es para volver loco a cualquiera! Menos mal que en las bibliotecas catalanas utilizamos la adaptación de Jordi Rubió i Balaguer de la Clasificación Decimal Universal (¿alguien más ahí fuera?)

Y ahora, bombardeo de citas, aunque ya aviso que el libro es una cita en sí mismo...

"Ser bibliotecario no es nada gratificante, se lo digo yo: se acerca a la condición de obrero. Yo soy una taylorizada de la cultura."

"Saber orientarse en un biblioteca es dominar la cultura en su conjunto y, por tanto, el mundo. Y no estoy exagerando."

"A esto nos lleva la democracia cultural. Ya no es una biblioteca donde reina el sordo silencio de las estanterías inteligentes, es un área de recreo donde uno viene a distraerse."

"La cultura no es un placer. La cultura es un esfuerzo permanente del ser para escapar de su vil condición de primate subcivilizado."



DIVRY, Sophie. Signatura 400. Barcelona: Blackie Books, 2011. ISBN 9788493874544.
¿En qué biblioteca puedo encontrar este libro?

miércoles, 7 de septiembre de 2011

A los 30

Ya hace 37 días que cuando ojeo alguna revista de las mal llamadas femeninas, dejo de consultar la sección "A los 20" para pasar a la de "A los 30". Cuando cumplí los 20, de golpe y sin previo aviso, dejé de acordame de la edad que tenía. No porque me traumatizara (¡por Dios!) ni nada parecido. Sencillamente pasó así. Cuando alguien me preguntaba la edad tenía que calcularla.
Eso se acabó cuando hice 29 porque todo el mundo me recordaba que sería mi último año en la veintena. Parece que se le tiene adoración, pero para mí no ha sido más especial que otras edades. La celebración de los 29 fue por todo lo alto. Con tanta insistencia pensé que cumplir 30 sería una hecatombe o una juerga sin fin y en realidad ni una cosa ni otra. Fue pausada, relajada, pero tres veces celebrada con la familia y los amigos, (y con tres pasteles) así que maravilloso. Y de momento, la vida a los 30 es genial.

pastel de celebración con laBanda y parte del Averno,
cuando aún me faltaban unos cuatro días para seguir disfrutando de los 29


pastel de celebración con la familia política
cuando aún me faltaban dos días para disfrutar de los 29

pastel de celebración (¡al loro!, hecho por mi hermana)
con mi familia el día antes de dejar la veintena para siempre


¡GRACIAS A TODOS LOS QUE LO CELEBRASTEIS
CONMIGO DE UNA MANERA U OTRA!

domingo, 31 de julio de 2011

Feliz No Cumpleaños, ¡sin parar!

Difícilmente podrás reunir a todas las personas que quieres el día de tu cumpleaños: entre familiares, amigos, compañeros y demás, se hace difícil. Si la mayoría está de vacaciones, ni os cuento. Así que generalmente siempre celebro el mío con antelación, aunque esto de festejar sin que la fecha haya llegado me provoca algún que otro escalofrío, pero lo de este año está superando todos los récords.
Desde el pasado miércoles cada día lo he estado conmemorando, recibiendo tartas, regalos y buenos deseos. ¡Genial!

Tanta celebración de un cumpleaños que ni siquiera ha llegado me ha recordado a la escena de la merienda de la película Alicia en el País de las Maravillas, me refiero a la adaptación de Disney. Creo que esta escena es una mezcla de la loca merienda del primer volumen del libro y el concepto de no-cumpleaños que diría aparece mencionado en el segundo volumen. Ahora no lo aseguraría, pero creo que es así.
En todo caso, cuando vi por primera vez la peli de pequeñita, me encantó este momento. Nos leemos después del cumpleaños de verdad...


martes, 26 de julio de 2011

Los enamoramientos, de Javier Marías

He acabado mi primer Javier Marías (no confundiros) y he sobrevivido. Muchos me dijeron que era difícil, trabajoso de digerir, que no podría leerlo en el metro, prácticamente que pasaría penalidades por alcanzar la cumbre de su lectura.
Bien, en algunas cosas sí tenían razón, Javier Marías (de mi única lectura y de las opiniones de los muy leídos) es un escritor-artesano al que no se le puede hincar el diente de cualquier manera. Igual que no te puedes poner a escalar un señor pico al tuntún, debes cargar con utensilios y experiencia adecuada. Esto de la lectura es lo mismo. Algunos lo llaman itinerario lector, otros bagaje. Escojan el término que les guste más, pero la literatura de Marías no se digiere adecuadamente sin haber activado previamente los jugos gástrico-lectores.

Decía escritor-artesano porque la construcción de las frases, (con más subordinadas, puntos y coma y menos punto seguidos que he visto yo en mi vida) de los párrafos, de la elección del vocabulario, de los diálogos... está tan bien trabajada que sólo un orfebre del lenguaje podría hacer funcionar tan complicado engranaje. Lógicamente, intentar descifrar el código literario (con sus hipotextos shakespirianos, cervantinos, entre otros), no perder el hilo argumental entre líneas y líneas de reflexiones sobre los sentimientos, la banalidad, el azar, la indiferencia, la impunidad... es árdua tarea si lo intentas en un vagón de metro lleno a rebosar, donde todo el mundo vocea sus conversaciones de norte a sur y vuelta a empezar. Pero con un buen aislante musical en forma de auriculares y mucha voluntad, se puede conseguir.

Todavía no he mencionado nada al respecto del argumento de la novela porque en sí mismo nace de una anécdota tan banal como la observación de la misma escena día tras día protagonizada por los mismos personajes. La sucesión infinita de esa escena hace que la protagonista se imagine la vida y milagros de "sus" personajes (cuántos de nosotros no coincidimos con las mismas personas a la hora de ir a trabajar y las incluimos en nuestra rutina diaria) hasta que la escena se interrumpe y la protagonista pasa a formar parte de la historia que surge de ese abrupto tijeretazo. Como he mencionado antes, la historia se trenza con reflexiones críticas sobre el estado de enamoramiento y todo aquello que conlleva; ya saben, el muy trillado dicho "en el amor y en la guerra, todo vale", pero creo que el autor lo amplía al conjunto de los aspectos de la vida humana.

Los enamoramientos me ha proporcionado jornadas de disfrute literario máximo y ha sido un bálsamo lector recuperar una obra que no te permite saltar de un diálogo a otro para avanzar en la historia y concluir cuanto antes. Como cualquier buen plato, hay que degustar cada punto y coma, cada subordinada. ¡Qué delicia!


MARÍAS, Javier. Los enamoramientos. Madrid: Alfaguara, 2011. ISBN 9788420407135.

lunes, 4 de julio de 2011

Kanikosen, de Takiji Kobayashi

Con la editorial Ático de los Libros me está ocurriendo lo mismo que al descubrir Libros del Asteroide, libro que publican libro que me leo sin más. No necesito saber nada más que los editores son ellos para saber que será un libro de calidad y que merece leerlo, comprarlo y conservarlo en la biblioteca personal.

Mi último descubrimiento es Kanikosen, de Takiji Kobayashi una breve novela escrita en 1929 que trata sobre las duras condiciones de vida de los trabajadores de un pesquero de cangrejos en las aguas de Kamchatka. A medida que pasas las páginas la situación de los pescadores es más desesperada e insoportable, como un goteo van muriendo los que están más débiles, otros enferman, otros son devorados por las pulgas y los chinches... El patrón del barco es un déspota sin compasión y ni un leve atisbo de empatía, amenza con matar a todo aquel que no trabaje la cantidad de horas que él considere necesario, armado que va el hombre y si es necesario requiere a las fuerzas de la autoridad para aleccionar a sus empleados que Japón es un gran país y necesita de su sacrificio.

La lectura de Kanikosen me ha impresionado mucho y un leve buceo en internet me ha descubierto que en Japón hace dos años que es un fenómeno que corre paralelo a la situación de capitalismo encarnizado global que estamos viviendo. La novela es un reflejo exacto del capitalismo de otra época, del enriquecimiento de pocos a costa del empobrecimiento de muchos y si hiciera falta de su exterminación, que ya habrá más mano de obra a la que esclavizar. El libro ya impactó en su momento (y más el fatal destino de su autor), llegó a adaptarse al cine en 1953 y en 2009, pero ya el fenómeno actual se traduce en la versión manga de la novela.
El único pero que le pongo a la novela es que hay momentos en que el panfleto comunista es muy evidente y me alejaron un poco del pulso narrativo. Supongo que el autor quería dar mucho énfasis a la militancia en el comunismo como chispa para sus personajes para así empezar la revolución, pero a mí me faltó un pelín más de disimulo. Es un pero tan chiquitín que prácticamente no se cuenta dado el fuerte contenido político de la obra y la calidad literaria de la misma. Vale la pena leer Kanikosen en esta época de indignación...



KOBAYASHI, Takiji. Kanikosen. Barcelona: Ático de los Libros, 2011. ISBN 9788493780906.
¿En qué biblioteca puedo encontrar este libro?

martes, 28 de junio de 2011

Educación y Biblioteca, ha sido un placer...

Se oían rumores desde hacía tiempo que no pronosticaban nada bueno, pero hace unos días se hizo oficial: la revista Educación y Biblioteca se acaba. El próximo número 183 correspondiente a mayo/junio 2011 será el último. Aún no me lo puedo creer...

Recuerdo perfectamente cómo fueron mis dos encuentros con la revista: el primero, como lectora y futura bibliotecaria cuando hice una reseña para una asignatura de la carrera y el segundo cuando Gustavo Puerta me pidió que colaborara para la revista.

Hará unos 11 años, estaba en la biblioteca de la facultad, no sabía que publicación escoger para reseñar, así que dejé vagar la mirada sobre los estantes de las revistas y Educación y Biblioteca me llamó la atención por su llamativa portada. Sí, el primero fue un motivo muy frívolo, pero es que las portadas son el primer contacto con el lector y en Educación y Biblioteca este aspecto estaba muy trabajado.
Al leerme ese número me di cuenta que el contenido era aún mejor que el continente: de gran calidad, con textos muy trabajados, artículos diferentes, originales, sobre el mundo bibliotecario y la literatura infantil y juvenil, dando luz a aquellos aspectos que no se ven y con un toque general sin miedo a explorar lo inexplorado y a revisitar lo conocido desde un punto de vista diferente.
Desde aquel día empecé a seguir la revista mediante el servicio de sumarios que se publicaban en el CBUC y a través de las bibliotecas públicas que estaban suscritas.

Hará unos 4 años, en una reunión con otros profesionales y especialistas de la literatura infantil y juvenil (que también ha quedado paralizada... ¡maldita crisis!) conocí a Gustavo Puerta. Enseguida me pareció un tipo muy interesante por su forma de ser, sus conocimientos y por la manera en que los expresaba: directa, sin tapujos, pero a la vez dándote cancha para entablar debate. En la pausa para la comida seguimos hablando de libros para niños y el tema estrella en aquel momento era la cercanía al final de la saga de Harry Potter, y no sé muy bien cómo Gustavo y yo acabamos hablando de gastronomía. Compartimos sabiduría gastronómica (¿tienes/conoces tal libro?), recetas y al final me pidió que le escribiera un artículo sobre el aspecto gastronómico de la serie.
Y claro, le dije que sí sin pensarlo, pero a los dos segundos ya me estaba apoderando un pánico atroz a no estar a la altura. Aunque no di media vuelta, seguí adelante con el artículo y creo que es el trabajo que más me he currado, más incluso que en la facultad. Fueron meses y meses releyendo todos los libros, llenándolos de post-it y rehaciendo el artículo una vez y otra y otra... hasta que Gustavo tuvo que pedirme que se lo enviara ya.

Gracias a ese encargo empecé a colaborar con la revista, publiqué algún artículo más (Elena Odriozola hasta me ilustró uno de ellos, impresionante) reseñé unos cuantos libros, pero lo que más marcó en mi vida ese encargo fue abrir una vía de investigación en la literatura infantil que aún no he acabado y en la que pienso seguir trabajando mucho tiempo más.

Me apena muchísimo que Educación y Biblioteca se acabe y aunque sólo conozco
La crisis está afectando a muchos compañeros y proyectos culturales, parece que la primera ficha del dominó ya ha caído, tarde o temprano arrastrará a las demás y cada ficha que cede hace un ruido más estremecedor que la anterior..., ya ni siquiera se puede trabajar por amor al arte, que es lo que hacemos muchos... ¿será que la cultura ya no vale nada?

miércoles, 22 de junio de 2011

Y si LOST fuera...

Hace unos meses, cuando el final de LOST era lo único que se debatía en todas partes, hubo un creciente interés entre nuestros usuarios por coger en préstamo los packs de las diferentes temporadas de la serie.
La demanda tan brutal que tuvimos entonces, lógicamente ha ido decayendo poco a poco, pero todavía quedan pacientes usuarios que no se rindieron ante la desesperanza al ver que la temporada que querían ver tenía 12 reservas.

Uno de esos usuarios vino el otro día a recoger la última temporada y estaba contentísimo. Me contó todo el tiempo que había esperado para poder ver los capítulos decisivos, que había conseguido mantener su ignorancia respecto al final, pero que no había parado de informarse y leer todo sobre la serie.
Entre algunos de los muchos datos que comentamos, estuvimos hablando también del hecho que LOST no tiene títulos de crédito, que empieza de sopetón. Por una parte es bueno porque a veces cansan las cancioncillas de los créditos y acabas avanzándolas, pero también lo echas de menos como elemento de identidad de la serie y me contó que en internet se pueden ver las creaciones en vídeo de fans de la serie que han juntado la música y el tipo de créditos de series ya míticas con las imágenes de LOST haciendo que el resultado más bien recuerde a la serie original a la que pertenecen los créditos que no a los pobres náufragos de la isla... Ejemplos de algunos de mis series favoritas:

Si LOST fuera Los Vigilantes de la Playa sería...


Si LOST fuera FRIENDS sería...


Si LOST fuera Aquellos Maravillosos Años sería...


Y podríamos seguir con el juego un buen rato porque muchos fans con imaginación se han dedicado a alterar los elementos de la serie para crear créditos acordes con las series homenajeadas como House, Dexter, El equipo A, 24, Embrujadas, CSI, Bones, O.C., The Office...
Me encantan estos ejercicios, me resultan muy interesantes.

jueves, 16 de junio de 2011

Bernie Gunther, mon amour

Mi contacto con la novela negra había sido visual, superficial e intermitente por la biblioteca de mi santa madre que tenía un gran número de casos de los detectives Maigret y Wallander, entre otros. Era una lectora joven, sobradilla, y la novela negra la asociaba a agradables ancianitas invitando a sus amigas a tomar te (previamente envenenado). Lo más cerca que estuve del género fue con las series de novelas de asesinos, también en serie. Recuerdo vívidamente el poso que me dejó la lectura de El dragón rojo de Thomas Harris a la tierna edad de 13 años, y que desde entonces asocio a mi miedo a que entre un asesino en casa mientras duermo.


Pero hace tres años conocí a mi biblio-maestra jedi particular (Clara, et trobo molt a faltar!!!) y me entrenó en el poder de la fuerza negra y criminal haciendo la compra novelesca de la biblioteca. Un abanico de opciones se desplegaba ante mí, pero al carecer de conocimientos y experiencia previos no sabía por dónde empezar. Así que empecé a toquetear, olfatear y reflexionar esperando que una luz me guiara a la hora de efectuar mi elección. Siempre es importante saber elegir un libro, pero más si es una lectura que hará de puente entre el lector y un género literario. Una mala elección puede que te aleje para siempre del género o aún peor, que escojas la bazofia y te guste. Un elemento de presión añadido era que acababa de integrarme en laBanda y sus dos miembros (el Jefe y el De En Medio) son bastante entendidos en lo negro y criminal, y yo quería encajar, para que nos vamos a engañar.


Mi biblio-maestra jedi acudió al rescate presentándome a Bernie Gunther cuando supo de mi interés por los hombres tocados con sombreros (pero con clase, no los borsalinos de colores que llevan los personajillos cool actuales; si son Panamá puede que pierda la cabeza) y por la Segunda Guerra Mundial en general y los nazis en particular. Como no podía ser de otra forma, mi celestina acertó y un año después de nuestro primer encuentro sigo ebria de amor por el detective alemán.


Todo empezó en Berlín, el verano pasado. De día, visitaba la ciudad junto con mi familia política, pero al acabar la jornada turística empezaba mi adulterio con el detective, que me llevaba por el Berlín negro del 36, repleto de violetas de marzo, y donde por arte de magia se me aclaraba y ondulaba el pelo y los labios se me teñían de un rojo más bien subidito. Quizá es un cliché muy manido, pero a la par bien construido. ¿Será porque el padre del detective Gunther, Philip Kerr, es admirador declarado de su tocayo Marlowe? Que los entendidos me iluminen.


La serie Berlin Noir (quizá lo correcto sería llamarla trilogía, puesto que sólo las tres primeras novelas son conocidas así) sigue a rajatabla las características básicas del género, quizá al ser primeriza por eso me gustó tanto, aunque lectores mucho más experimentados que yo alaban su calidad literaria. Otro ingrediente que me apasiona es la mezcla de ficción y elementos/personajes/hechos históricos relacionados con la Segunda Guerra Mundial y el nazismo. Qué maravilla codearse con los malos malísimos Heydrich, Mengele o el propio Hitler, en la misma Alemania, con los ruskis en Ucrania o tras los nazis huidos a Sudamérica...

Las siete paradas del trayecto son Violetas de marzo, Pálido criminal, Réquiem alemán, Unos por otros, Una llama misteriosa, Si los muertos no resucitan (ganadora del III Premio Internacional de Novela Negra) y Gris de Campaña.


Mi obsesión por el detective Gunther es tan visceral, a ratos un pelín obscena, que no he podido, ni he querido, deternerme hasta acabar con la última gota de su esencia y hace poquito finalicé con la última entrega de la serie. 7 novelas, leídas de cabo a rabo, a conciencia y que me han hecho disfrutar como hacía mucho tiempo que no lo conseguía otra lectura.

Bernie, mon amour, ¿cuándo volverás a por mí?

miércoles, 8 de junio de 2011

Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue Kaufman

Tina Balser es un ama de casa que ha iniciado una caída libre hacia la locura: sufre hiperhidrosis, tics faciales y su lista de fobias es interminable. Pero ni ella misma ni su entorno entienden por qué está padeciendo ese estado, ya que tiene lo que cualquier mujer "podría desear": un buen piso en un mejor barrio de Nueva York, un marido que trabaja en un gran bufete de abogados, dos hijas de catálogo y una inmejorable posición social.
Sus días pasan entre encargos del hogar, la organización de las actividades escolares de sus hijas y por supuesto, glamurosas fiestas para complacer los aires de grandeza de su marido y amigos. El único refugio lo encuentra en la redacción de su diario o lo que ella llama "informes", que por cierto me parece una definición mucho más exacta que diarios, ¿no creéis?

La tensión dramática del argumento recae en el personaje protagonista de Tina y a medida que pasan las páginas y transcurre la historia, el lector puede percibir perfectamente en carne propia cómo los demás personajes, pero también su situación en la sociedad, van tensando y tensando la cuerda hasta que ya casi no puedes respirar.
Esa angustia es lo que aleja a la obra de Sue Kaffman de los simples dietarios femeninos autoindulgentes que prácticamente parodian la figura de las súper mujeres y la califica como novela en mayúsculas. La construcción del personaje femenino es otro elemento a destacar, la narradora le ha atorgado una fuerza arrolladora y quizá eso desdibuje un pelín el perfil psicológico del resto de secundarios, aunque con tal protagonista tampoco los necesitamos mucho más.

Diario de un ama de casa desquiciada está considerada como una de las obras fundacionales de la conciencia literaria femenina en Estados Unidos a mediados del siglo pasado. No lo dudo, pero lamento que a día de hoy no haya perdido vigencia. Y para acabar, os quiero recomendar una interesante entrada del blog de Biblioteques de Barcelona sobre un libro que bautizó ese sentimiento de alienación femenina que sufrían las mujeres en los años 50-60, ese malestar que no tiene nombre...

"Sólo quedaba la soledad, una soledad tan profunda y sobrecogedora que de pronto entendí por qué los perros echan la cabeza hacia atrás y aúllan cuando se los deja solos". De Diario de un ama de casa desquiciada, por Sue Kaufman y editado por Libros del Asteroide.


martes, 31 de mayo de 2011

Indignados


Hace una semana me pasé por la Plaça de Catalunya y anduve por allí un buen rato, he leído en diferentes medios sobre el tema, he hablado con personas que estaban a favor, en contra, de las que están de vuelta de todo, pero aún no he sacado el agua clara. No sé muy bien qué pensar.
En general soy más de las acciones directas para resolver o cambiar pequeñas situaciones, cambiar el sistema lo veo un poco utópico... quizá sea mi pesimismo innato o mi cinismo adquirido los que me llevan a pensar que será nuestra plaza, pero los poderosos seguirán controlándonos desde las alturas, como en la última foto hice...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Tesoro escondido

En la biblioteca a menudo me encuentro objetos que se han quedado olvidados. Algunos son pequeños tesoros y otros son un enigma para los bibliotecarios por la singularidad que radica en el hecho de perder un determinado objeto. Por ejemplo, perder un cochechito de bebé se me hace raro. ¿No notó su legítimo dueño que salía con el bebé en brazos en lugar de transportarlo cómodamente en el carrito? Igualmente a perder una muleta o un zapato. Son de aquellas cosas que se hacen notar.

En estos casos, procedemos como cualquier otra administración pública: seguimos el protocolo de objetos perdidos. Primero los alojamos en un armario y quedan anotados en nuestro excel y pasado un tiempo los depositamos en la oficina del ayuntamiento encargada de estos menesteres (¡cómo me gustaría pasar dos días en dicha oficina!). Pero hay algunas cosas que por su singularidad podemos identificar al propietario y intentar ponernos en contacto con él para que recupere su bien. Y no hace tanto recuperé un objeto muy singular...

Me encontraba ordenando la sección de pequeños lectores (0-3 años) del área infantil, cuando detecté un librito pequeño sin tejuelo ni código de barras. Todas las biblio alarmas se encendieron y cuando ya pensaba que tenía una nueva adquisición para la biblioteca me di cuenta que no era un libro sino un cuaderno. Lo abrí y ojeé su contenido. Y en el contenido residía la singularidad que me permitió identificar a su propietaria, una ilustradora que hacía unas pocas semanas había pasado por la biblioteca.


Es bonito, ¿verdad? Si os fijáis en las ilustraciones, ¿sabríais identificar a la ilustradora?

Si no podéis, más abajo os revelo su identidad...

Aún no sé cómo resistí a la tentación de quedarme el cuaderno con esbozos para futuras ilustraciones, retratos de escenas cotidianas y demás joyitas, pero sólo con pensar que pierdo alguno de mis cuadernos con anécdotas y tonterías, me dí cuenta que no podía quedármelo. Así que contacté con la ilustradora y su cuaderno ya está viajando por el espacio postal. Espero que le llegue pronto y que mi biblio karma me recompense con el descubrimiento de otro tesoro que esta vez pueda atesorar...

martes, 10 de mayo de 2011

Cierro paréntesis

Sin darme cuenta han pasado casi cuatro meses desde la última vez que publiqué en el blog. Aún me sorprende cómo cambian las costumbres de uno cuando alteras un pequeño elemento de tu rutina. En mi caso, la mudanza ha sido definitiva para que se produjera este parón no previsto. En ese aspecto sí soy muy cuadriculada, me acostumbro a llevar a cabo las cosas en un orden establecido y me cuesta muchísimo alterarlo. Y en cuanto dejo de hacer algo, lo demás cae en barrena.

Por lo pronto nuestro nuevo piso ya tiene nombre: la Fortaleza de Hielo, adaptación de la mítica guarida de Superman, la Fortaleza de la Soledad. La referencia te viene a la cabeza rápidamente con sólo contemplar el edificio donde vivimos, de clara inspiración arquitectónica kriptoniana (para recibir la referencia también hay que haber leído unos cuantos cómics...). Algunos podréis pensar que soy muy friki por decir estas cosas, pero después de soltarlo en una comida con la familia del Abogado, ya me da igual. Pero es que el edificio es kriptoniano al 100%, con esa utilización de vigas llenas de aristas para la fachada que parecen estalactitas. Para no ahondar más en el tema kriptoniano sólo voy a dar testimonio gráfico y seguro que me daréis la razón...

El cambio de domicilio ha sido largo y penoso, aunque la mudanza sólo duró unos cinco días completos, hemos tardado estos cuatro meses en pensar, comprar, montar todos los muebles; abrir las cajas, pensar dónde colocar ahora los libros, los cacharros de cocina, la ropa, las cosas del baño...; qué lámparas, mesa y sillas para el comedor... y un sinfín de cosas más. Eso por lo que se refiere al interior del piso. Adaptarse al exterior también nos ha llevado su tiempecito: localizar la pescadería, frutería, carnicería, supermercado que nos guste más, probar varias rutas para llegar lo más rápido posible al trabajo; pasear por el barrio buscando sitios curiosos, con "sabor", con historia; ¿tendremos librería? de momento no hemos visto ninguna pero sí una tienda de cómics (¡bien!)...

Hoy hemos abierto la última caja (¡por fin!) y en las próximas semanas empezará el baile de invitaciones para inaugurar el piso como debe ser, con la familia y los amigos. Ya estoy pensando los menús y cómo distribuiré a la gente en tan poco espacio y como el nivel de estrés iba en aumento, el balcón y su decoración floral es ahora mi gran reto...

miércoles, 19 de enero de 2011

Cómics, chaise longue y te

Uno de los “contras” del nuevo piso es la distancia que hay entre éste y el trabajo. La ida y la vuelta, me ocupan 100 minutos al día y comparados con los 40 minutos de antes (también sumando ida y vuelta), ha resultado un gran cambio. Intentando darle una salida positiva al hartazgo de metro que me doy diariamente, decidí que la mayoría de mis lecturas las realizaría durante los trayectos casa – biblioteca – casa. Así antes de ir al trabajo me puedo centrar más en las labores, la cocina y el máster, y los fines de semana me concentro en acabar de montar muebles, deshacer cajas, ordenar y si queda tiempo y ganas (¡espero que sí!), decorar.
Pero este pasado fin de semana elAbogado debía concentrarse porque tenía un macrojuicio, así que sería como una estatua para mí y aprovechando esa pausa en el ajetreo del orden, me propuse que echaría mano a la lista de lecturas “comiqueras” pendientes, e incluso realizaría alguna relectura.. Los cómics elegidos… los que siguen:

- Me agencié todos los cómics de La Parejita que teníamos en la biblioteca, incluyendo la última novedad y los devoré en un plis-plas. Para los que no conozcáis a La Parejita, os diré que son personajes creados por el dibujante Manel Fontdevila para la revista El Jueves. Son Mauricio y Emilia y a lo largo de las historietas podemos seguir su etapa de novios, convivencia, estabilidad, planteamiento de la paternidad, embarazo y ¡el niño ya está aquí!. Me encanta seguirlos en las viñetas semanales de la revista, pero siempre va bien hacer un repaso en los cómics porque siempre se me pasa alguna… Los últimos cómics que hemos recibido son los dos primeros volúmenes de la Guía para padres desesperadamente inexpertos y tengo que decir que me he reído muchísimo con ellos, y eso que no tengo niños...

- Siempre he sentido curiosidad por las formas de vida diferentes, desconocidas para mí, y cuando me presentan a algún extranjero procuro preguntarle sobre las cosas típicas de su país, cómo se vive, qué hacen, por qué… Intento no atosigar, pero no sé si siempre lo consigo (ejem), por eso casi siempre realizo alguna lectura al año sobre otros países y civilizaciones. Corea del Norte es un país que me atrae supongo que por su hermetismo y me encantaría poder viajar hasta allí y comprobar lo surrealista que ha de ser experimentar un régimen totalitario de ese tipo. No sé si sonará algo frívolo, pero sociológicamente despierta mi interés. ¿Sabías que el país que más ayuda humanitaria recibe? Yo hasta hace poco no lo sabía y me sorprendió mucho el dato. Dada la dificultad de acceder al país, una muy buena forma de conocer la vida de un extranjero en Pyongyang es leerse el cómic de Guy Delisle que refleja el período laboral que pasó el autor en la capital. Es como ver un documental en primera persona, está muy bien narrado y te sorprende por lo tragicómico que resultan la mayoría de detalles cotidianos de la realidad norcoreana que explica el autor.

- Si habéis viajado a Berlín, supongo que habréis probado la currywurst, ¿no? Me atrevería a decir que esta salchicha al curry forma parte de los topicazos gastronómicos alemanes, quizá hasta corre en una calle paralela a nuestra tortilla de patatas o a la paella. Cuando nosotros viajamos el verano pasado a la capital alemana intentamos resistirnos a las currywurst que ofrecían en todos los puestos callejeros, pero al final caímos en la tentación y prácticamente no nos alimentamos de nada más durante todo el viaje. En el cómic La invención de la salchicha al curry de Isabel Kreitz se da una versión alternativa sobre cómo surgió este delicioso plato, aunque también podremos conocer la situación alemana justo después de la II Guerra Mundial. Es un cómic muy interesante basado en la novela de Uwe Timm y si os acercáis a Berlín y a parte de probar la salchicha queréis conocer más, podéis visitar el Deutsches Currywurst Museum.


Si no os habéis hartado de tanta cháchara y habéis llegado hasta aquí, os puedo certificar que ha sido un fin de semana genial para cargar pilas, lectura, chaise longue y taza de té. ¿Hay algo mejor?

miércoles, 5 de enero de 2011

Esto de los Reyes, ¿cómo funciona?

Hoy es un día mágico, es la Noche de Reyes y todos los que crean que se han portado bien y quieran recibir regalos deberán irse a la cama pronto. No sin antes haber dejado la zapatilla, algo de agua para los camellos y turrón y polvorones para los Reyes.
Aunque Papá Noel lleva unos años sacando la cabeza con más fuerza en nuestra tradición navideña, tengo la sensación que la noche de los Reyes es más mágica, que conserva más la ilusión aunque es una percepción mía sin ningún tipo de fundamento empírico.

Esta mañana en la biblioteca he mantenido un intenso debate con algunos de los niños que estaban "aparcados" en la sala infantil: ¿cree usted en los Reyes Magos? Ante el clásico, "los Reyes Magos son los padres", otro niño se indignaba profundamente y de forma vehemente alegaba "cómo van a ir tus padres por las casas de todo el mundo repartiendo regalos".
Cuando se producen debates de esta magnitud en la sala infantil, los niños normalmente me piden que me posicione -no sé si como voto de calidad o por desampatar de alguna manera-, cosa que nunca hago para darle más vidilla al debate. Ante la pregunta en cuestión, he respondido que cada uno crea en lo que quiera, pero les he recomendado que hagan lo mismo que yo y que por si acaso se porten bien y dejen algo de comer y de beber, no sea que existan y pasen de largo de su casa.

Otra de las biblio-anécdotas de la sala infantil relacionada con los Reyes, se ha producido por la avalancha de cartas dirigidas a sus majestades que estamos recibiendo. Desde hace años, en Navidad, el Ayuntamiento nos coloca en la sala infantil un Buzón Real donde los niños depositan sus cartas. La mayoría saben cómo funciona el tema, pero muchos de los niños que vienen a la biblioteca no han oído hablar de los Reyes en su vida como unos pequeños magrebíes del barrio.
El lunes, unos de ellos subió hasta la sala corriendo (casi le salía el hígado por la boca, al pobre) con la misión de escribir la carta y echarla al buzón, pero antes vino hasta mi mesa y me preguntó: "Esto de los Reyes, ¿cómo funciona? Te lo pregunto porque el año pasado escribí la carta con todos los regalos que quería, la eché al buzón, pero luego no recibí nada. Y no sé si es que escribí mal la dirección o qué pasó."

Me quedé un poco desconcertada porque la mayoría de niños han oído campanas repicar y no supe bien qué hacer. Al final se lo expliqué un poco por encima, pero le dije que se lo preguntara a sus padres que seguramente sabrían mejor cómo funcionaba el tema. Mejor no meterme en según qué lodos, pero me hizo ilusión que todavía existieran niños tan tan inocentes.

En todo caso, ¡Feliz Noche de Reyes! y si podéis ver la Cabalgata de Santillana del Mar, no os la perdáis porque es mágica. Yo la pude contemplar en directo hace años y todavía me acuerdo...
Y vosotros, ¿habéis sido buenos o recibiréis carbón?

lunes, 3 de enero de 2011

Una Navidad diferente

Esta Navidad ha sido atípica porque no la hemos pasado en casa (ni en la antigua ni en la nueva). Mi cuñada invitó a toda la familia a pasar las fiestas con la suya en Suiza, su país de origen y aceptamos claro. Aunque teníamos el piso con la mudanza recién hecha, es decir, en un mar de cajas, nos apeteció un descanso helvético.

Finalmente descansamos poco, ya que nos dedicamos a visitar todo lo que pudimos, a comer demasiado (queso, chocolate, queso, chocolate...), a pasar mucho frío y a suspirar cada dos segundos por los paisajes nevados. Allá donde íbamos se oían nuestros suspiros de mediterráneos que no ven la nieve ni de casualidad, pero es que es tan bonito. Para muestra, una instantánea que tomé desde el funicular que nos subió al Pilatus.

Ya de regreso, las cajas seguían esperándonos (qué lástima que ningún duendecillo viniera a deshacer y ordenar su contenido), las compras en IKEA también y lo peor, montar los muebles. Imposible demorarlo porque las noches que puedo dormir encima de un colchón en el suelo son limitados. Pero con paciencia todo se acaba y aunque no hemos llegado a esa etapa, las reuniones con la familia y los amigos ayudan. Sobretodo aquellas en las que nos regalan cosas para nuestro nuevo hogar: como mi hermana y mi cuñado que con un reproductor de DVD nos han liberado de ver películas en el portátil, y mi suegra que nos ha preparado una cesta (mejor una caja preciosa) con cantidad de delicatessen (¡qué bien nos conoce!)

Al estar fuera, no he montado ni el árbol ni el pesebre de playmobil ni he colocado ningún tipo de decoración navideña (a parte de estar la mayoría en cajas), pero no me he podido resistir a elaborar este centro de mesa con la maravillosa vela que también me regaló mi suegra. ¿No es genial?

Así de gusto volver de las vacaciones...