martes, 28 de junio de 2011

Educación y Biblioteca, ha sido un placer...

Se oían rumores desde hacía tiempo que no pronosticaban nada bueno, pero hace unos días se hizo oficial: la revista Educación y Biblioteca se acaba. El próximo número 183 correspondiente a mayo/junio 2011 será el último. Aún no me lo puedo creer...

Recuerdo perfectamente cómo fueron mis dos encuentros con la revista: el primero, como lectora y futura bibliotecaria cuando hice una reseña para una asignatura de la carrera y el segundo cuando Gustavo Puerta me pidió que colaborara para la revista.

Hará unos 11 años, estaba en la biblioteca de la facultad, no sabía que publicación escoger para reseñar, así que dejé vagar la mirada sobre los estantes de las revistas y Educación y Biblioteca me llamó la atención por su llamativa portada. Sí, el primero fue un motivo muy frívolo, pero es que las portadas son el primer contacto con el lector y en Educación y Biblioteca este aspecto estaba muy trabajado.
Al leerme ese número me di cuenta que el contenido era aún mejor que el continente: de gran calidad, con textos muy trabajados, artículos diferentes, originales, sobre el mundo bibliotecario y la literatura infantil y juvenil, dando luz a aquellos aspectos que no se ven y con un toque general sin miedo a explorar lo inexplorado y a revisitar lo conocido desde un punto de vista diferente.
Desde aquel día empecé a seguir la revista mediante el servicio de sumarios que se publicaban en el CBUC y a través de las bibliotecas públicas que estaban suscritas.

Hará unos 4 años, en una reunión con otros profesionales y especialistas de la literatura infantil y juvenil (que también ha quedado paralizada... ¡maldita crisis!) conocí a Gustavo Puerta. Enseguida me pareció un tipo muy interesante por su forma de ser, sus conocimientos y por la manera en que los expresaba: directa, sin tapujos, pero a la vez dándote cancha para entablar debate. En la pausa para la comida seguimos hablando de libros para niños y el tema estrella en aquel momento era la cercanía al final de la saga de Harry Potter, y no sé muy bien cómo Gustavo y yo acabamos hablando de gastronomía. Compartimos sabiduría gastronómica (¿tienes/conoces tal libro?), recetas y al final me pidió que le escribiera un artículo sobre el aspecto gastronómico de la serie.
Y claro, le dije que sí sin pensarlo, pero a los dos segundos ya me estaba apoderando un pánico atroz a no estar a la altura. Aunque no di media vuelta, seguí adelante con el artículo y creo que es el trabajo que más me he currado, más incluso que en la facultad. Fueron meses y meses releyendo todos los libros, llenándolos de post-it y rehaciendo el artículo una vez y otra y otra... hasta que Gustavo tuvo que pedirme que se lo enviara ya.

Gracias a ese encargo empecé a colaborar con la revista, publiqué algún artículo más (Elena Odriozola hasta me ilustró uno de ellos, impresionante) reseñé unos cuantos libros, pero lo que más marcó en mi vida ese encargo fue abrir una vía de investigación en la literatura infantil que aún no he acabado y en la que pienso seguir trabajando mucho tiempo más.

Me apena muchísimo que Educación y Biblioteca se acabe y aunque sólo conozco
La crisis está afectando a muchos compañeros y proyectos culturales, parece que la primera ficha del dominó ya ha caído, tarde o temprano arrastrará a las demás y cada ficha que cede hace un ruido más estremecedor que la anterior..., ya ni siquiera se puede trabajar por amor al arte, que es lo que hacemos muchos... ¿será que la cultura ya no vale nada?

miércoles, 22 de junio de 2011

Y si LOST fuera...

Hace unos meses, cuando el final de LOST era lo único que se debatía en todas partes, hubo un creciente interés entre nuestros usuarios por coger en préstamo los packs de las diferentes temporadas de la serie.
La demanda tan brutal que tuvimos entonces, lógicamente ha ido decayendo poco a poco, pero todavía quedan pacientes usuarios que no se rindieron ante la desesperanza al ver que la temporada que querían ver tenía 12 reservas.

Uno de esos usuarios vino el otro día a recoger la última temporada y estaba contentísimo. Me contó todo el tiempo que había esperado para poder ver los capítulos decisivos, que había conseguido mantener su ignorancia respecto al final, pero que no había parado de informarse y leer todo sobre la serie.
Entre algunos de los muchos datos que comentamos, estuvimos hablando también del hecho que LOST no tiene títulos de crédito, que empieza de sopetón. Por una parte es bueno porque a veces cansan las cancioncillas de los créditos y acabas avanzándolas, pero también lo echas de menos como elemento de identidad de la serie y me contó que en internet se pueden ver las creaciones en vídeo de fans de la serie que han juntado la música y el tipo de créditos de series ya míticas con las imágenes de LOST haciendo que el resultado más bien recuerde a la serie original a la que pertenecen los créditos que no a los pobres náufragos de la isla... Ejemplos de algunos de mis series favoritas:

Si LOST fuera Los Vigilantes de la Playa sería...


Si LOST fuera FRIENDS sería...


Si LOST fuera Aquellos Maravillosos Años sería...


Y podríamos seguir con el juego un buen rato porque muchos fans con imaginación se han dedicado a alterar los elementos de la serie para crear créditos acordes con las series homenajeadas como House, Dexter, El equipo A, 24, Embrujadas, CSI, Bones, O.C., The Office...
Me encantan estos ejercicios, me resultan muy interesantes.

jueves, 16 de junio de 2011

Bernie Gunther, mon amour

Mi contacto con la novela negra había sido visual, superficial e intermitente por la biblioteca de mi santa madre que tenía un gran número de casos de los detectives Maigret y Wallander, entre otros. Era una lectora joven, sobradilla, y la novela negra la asociaba a agradables ancianitas invitando a sus amigas a tomar te (previamente envenenado). Lo más cerca que estuve del género fue con las series de novelas de asesinos, también en serie. Recuerdo vívidamente el poso que me dejó la lectura de El dragón rojo de Thomas Harris a la tierna edad de 13 años, y que desde entonces asocio a mi miedo a que entre un asesino en casa mientras duermo.


Pero hace tres años conocí a mi biblio-maestra jedi particular (Clara, et trobo molt a faltar!!!) y me entrenó en el poder de la fuerza negra y criminal haciendo la compra novelesca de la biblioteca. Un abanico de opciones se desplegaba ante mí, pero al carecer de conocimientos y experiencia previos no sabía por dónde empezar. Así que empecé a toquetear, olfatear y reflexionar esperando que una luz me guiara a la hora de efectuar mi elección. Siempre es importante saber elegir un libro, pero más si es una lectura que hará de puente entre el lector y un género literario. Una mala elección puede que te aleje para siempre del género o aún peor, que escojas la bazofia y te guste. Un elemento de presión añadido era que acababa de integrarme en laBanda y sus dos miembros (el Jefe y el De En Medio) son bastante entendidos en lo negro y criminal, y yo quería encajar, para que nos vamos a engañar.


Mi biblio-maestra jedi acudió al rescate presentándome a Bernie Gunther cuando supo de mi interés por los hombres tocados con sombreros (pero con clase, no los borsalinos de colores que llevan los personajillos cool actuales; si son Panamá puede que pierda la cabeza) y por la Segunda Guerra Mundial en general y los nazis en particular. Como no podía ser de otra forma, mi celestina acertó y un año después de nuestro primer encuentro sigo ebria de amor por el detective alemán.


Todo empezó en Berlín, el verano pasado. De día, visitaba la ciudad junto con mi familia política, pero al acabar la jornada turística empezaba mi adulterio con el detective, que me llevaba por el Berlín negro del 36, repleto de violetas de marzo, y donde por arte de magia se me aclaraba y ondulaba el pelo y los labios se me teñían de un rojo más bien subidito. Quizá es un cliché muy manido, pero a la par bien construido. ¿Será porque el padre del detective Gunther, Philip Kerr, es admirador declarado de su tocayo Marlowe? Que los entendidos me iluminen.


La serie Berlin Noir (quizá lo correcto sería llamarla trilogía, puesto que sólo las tres primeras novelas son conocidas así) sigue a rajatabla las características básicas del género, quizá al ser primeriza por eso me gustó tanto, aunque lectores mucho más experimentados que yo alaban su calidad literaria. Otro ingrediente que me apasiona es la mezcla de ficción y elementos/personajes/hechos históricos relacionados con la Segunda Guerra Mundial y el nazismo. Qué maravilla codearse con los malos malísimos Heydrich, Mengele o el propio Hitler, en la misma Alemania, con los ruskis en Ucrania o tras los nazis huidos a Sudamérica...

Las siete paradas del trayecto son Violetas de marzo, Pálido criminal, Réquiem alemán, Unos por otros, Una llama misteriosa, Si los muertos no resucitan (ganadora del III Premio Internacional de Novela Negra) y Gris de Campaña.


Mi obsesión por el detective Gunther es tan visceral, a ratos un pelín obscena, que no he podido, ni he querido, deternerme hasta acabar con la última gota de su esencia y hace poquito finalicé con la última entrega de la serie. 7 novelas, leídas de cabo a rabo, a conciencia y que me han hecho disfrutar como hacía mucho tiempo que no lo conseguía otra lectura.

Bernie, mon amour, ¿cuándo volverás a por mí?

miércoles, 8 de junio de 2011

Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue Kaufman

Tina Balser es un ama de casa que ha iniciado una caída libre hacia la locura: sufre hiperhidrosis, tics faciales y su lista de fobias es interminable. Pero ni ella misma ni su entorno entienden por qué está padeciendo ese estado, ya que tiene lo que cualquier mujer "podría desear": un buen piso en un mejor barrio de Nueva York, un marido que trabaja en un gran bufete de abogados, dos hijas de catálogo y una inmejorable posición social.
Sus días pasan entre encargos del hogar, la organización de las actividades escolares de sus hijas y por supuesto, glamurosas fiestas para complacer los aires de grandeza de su marido y amigos. El único refugio lo encuentra en la redacción de su diario o lo que ella llama "informes", que por cierto me parece una definición mucho más exacta que diarios, ¿no creéis?

La tensión dramática del argumento recae en el personaje protagonista de Tina y a medida que pasan las páginas y transcurre la historia, el lector puede percibir perfectamente en carne propia cómo los demás personajes, pero también su situación en la sociedad, van tensando y tensando la cuerda hasta que ya casi no puedes respirar.
Esa angustia es lo que aleja a la obra de Sue Kaffman de los simples dietarios femeninos autoindulgentes que prácticamente parodian la figura de las súper mujeres y la califica como novela en mayúsculas. La construcción del personaje femenino es otro elemento a destacar, la narradora le ha atorgado una fuerza arrolladora y quizá eso desdibuje un pelín el perfil psicológico del resto de secundarios, aunque con tal protagonista tampoco los necesitamos mucho más.

Diario de un ama de casa desquiciada está considerada como una de las obras fundacionales de la conciencia literaria femenina en Estados Unidos a mediados del siglo pasado. No lo dudo, pero lamento que a día de hoy no haya perdido vigencia. Y para acabar, os quiero recomendar una interesante entrada del blog de Biblioteques de Barcelona sobre un libro que bautizó ese sentimiento de alienación femenina que sufrían las mujeres en los años 50-60, ese malestar que no tiene nombre...

"Sólo quedaba la soledad, una soledad tan profunda y sobrecogedora que de pronto entendí por qué los perros echan la cabeza hacia atrás y aúllan cuando se los deja solos". De Diario de un ama de casa desquiciada, por Sue Kaufman y editado por Libros del Asteroide.