Una lata de atún me ha atacado

Ayer una lata de atún me atacó. Voy a ser sincera. En realidad no me atacó. Fui yo, que tonta de mí tuve otro accidente al tirar la basura. Y eso que parece una actividad bastante sencilla. Pues ya he tenido varios encontronazos con los contenedores.
De pequeña me tiré el contenido de una botella de cava al querer arrojarla al contenedor verde. Y ayer al apretar la bolsa que contenía el plástico para reciclar, se me incrustó una lata de atún. Me hizo un profundo corte en la mano izquierda. Gracias a Dios llevaba a Chatrán en el transportín en la mano derecha porque sino no podría escribir.

En un primer momento pensé que no había sido nada porque casi ni me dolió, pero a los pocos segundos empezó a salir sangre a chorro. A CHORRO. Flipante. Busqué una farmacia donde me limpiaron la herida y me dijeron que fuese corriendo a ponerme la antitetánica y a que me diesen un par o tres de puntos. Ahí fue cuando el mareo y el sudor frío se apoderó de mí. La sangre no me impactó, pero pensar en coser ese corte... buf, fue superior a mis fuerzas.

Al final, como en la mayoría de experiencias en la Seguridad Social, se me sacaron de encima y alegando que ya me habían limpiado la herida en la farmacia ni me la miraron, y la antitetánica me la pusieron a regañadientes.

Total, que soy demasiado despistada, y mi pobre madre ha sufrido estos despistes míos cada vez que la llamaban del colegio para decirle que me llevaban al Clínic... No os enseño el corte porque la Esther y el Joel son un poco aprensivos.

Vendada y con betadine, estoy escuchando a Sade, para relajarme un poco:

Smooth operator.mp3
The sweetest taboo.mp3
Cherish the day.mp3