sábado, 16 de febrero de 2008

Salamanca (II): notas de viaje

Me levanté muy pronto para llegar al avión que me llevaría a Salamanca y me sorprendió su diminuto tamaño, y es que no éramos muchos pasajeros, y la amabilidad del servicio de su tripulación que nos ofreció un desayuno en cabina, y es que éramos pocos pasajeros. El tamaño del aeropuerto de Salamanca no era mucho más grande que el del avión: las maletas procedentes de Barcelona saldrán por la cinta 1 (de 2); los pasajeros del vuelo de Lagunair con destino Barcelona embarquen por puerta 2 (de 2). La base aérea residente al lado del edificio del aeropuerto justificaban los aviones verdes y negres, rojos y amarillos y los helicópteros aparcados en la pista.

Leyendo guías, artículos de revistas y correos electrónicos de compañeros bibliotecarios salmantinos me habían comentado lo bonito del cielo charro y de la magia dorada de su luz. El primer cielo que contemplé fue desde el avión y es cierto, era muy bonito. El segundo cielo que contemplé fue el que se conserva en la Biblioteca de la Universidad pintado en el siglo XVI y que gracias a una cuidada iluminación se puede observar perfectamente situado en el techo. No lo fotografié, me dio apuro.

Admito que aunque había hecho mis deberes como turista obsesiva (cuando viajo a algún sitio mis provisiones bibliográficas sobre el lugar rallan la locura), no estaba preparada para tanta belleza. El autobús que me llevó desde el aeropuerto hasta la ciudad nos paseó por una carretera nacional dejando atrás un pueblo tras otro, todos encabezados y finalizados con un club de lo peor. El ambiente de entrada no era muy halagüeño, pero a medida que nos acercábamos a la orilla del Tormes pequeñas iglesias hacían de miguitas de pan para llegar hasta un conjunto monumental precioso, empezando por la maravillosa vista del centro histórico alzándose sobre el río y rodeado por su muralla. Impactante.

No me digáis que no os gusta esta postal con la Catedral y el maravilloso Tormes reflejando el azul del cielo salmantino. Es espectacular.

Lo segundo que sabía de Salamanca era su tradición universitaria y que gracias a eso su población era muy joven. También agua de borrajas. El ambiente universitario es tan, tan bueno que me dieron ganas de presinscribirme a la Licenciatura de Documentación para el próximo septiembre.
El centro histórico está lleno de edificios históricos que son parte de la Universidad de Salamanca. Las facultades que están dentro del centro son todas prácticamente de humanidades así que, sin numeritos a la vista, todo eran palabras y letras con las que jugar y deleitarse. Supongo que será el mismo ambiente que se vive en la Facultat de Lletres con su pati, pero como yo sólo conozco el maravilloso ambiente del Campus Sants pues claro, no había experimentado aún lo genial que sería ser alumno universitario.

Facultad de Filologia (chula, eh...)

Facultad de Traducción y Documentación (antigua Facultad de Derecho) igualita a la del Campus Sants, ¿verdad?

Si al salir de la facultad te encuentras con este panorama de catedral y plaza de cipreses incluidos, cómo no te vas a leer la bibliografía recomendada mientras el solete te calienta la cara. Bueno quizá ahora he soñado mucho. También debe ser muy agradable salir de la facultad para ir al bar. Es más casi todos los profesores se iban de cañas con los alumnos por los alrededores. Igualito que en nuestro bar de la cocaína o el uñas...

Al salir de las facultades de Filología y de Traducción y Documentación te topas con la Catedral, bueno, en realidad con las catedrales porque en realidad son dos catedrales unidas, la Vieja y la Nueva. Esta vista muestra la parte "nueva" que es del siglo XVI. Para admirar la parte más vieja hay que bordear todo el perímetro exterior y es ejemplar lo bien conservada y limpia que está la fachada. Me gustaron especialmente las cúpulas y las torres con detalles muy barrocos. Esta catedral ha pasado a mi top ten particular junto a la de Sevilla.

No llegué a entrar, como en muchos otros edificios, no por ganas sino porque quiero repetir el viaje y dedicarlo sólo a disfrutar de la ciudad, y no como en esta ocasión que tuve que compaginarlo con el curso de álbum ilustrado.

La Rúa Mayor nace en la Plaza Mayor y te lleva hasta la Catedral. Aquí se ve al fondo una de las torres y cúpula de las catedrales. Es una calle comercial y turística donde se combinan tahonas, mesones y posadas junto a comercios de recuerdos que salvo por los productos que ofrecen no destacan, como en otras ciudades, por su decoración chillona mantienen el sabor medieval de los edificios. Eso me gustó y se refleja en todo el conjunto histórico del centro. Los comercios no desvirtuan la autenticidad de la ciudad.

Llega un punto en que la Rua Mayor se desdobla dando la opción a seguir el camino por la Rua Antigua que lleva hasta la Casa de las Conchas y el edificio de la Universidad Pontificia.

La Casa de las Conchas se pueden contar 300 conchas que simbolizan la Orden de Santiago a la que pertenecía el dueño. Son muy bonitas las ventanas enrejadas. Ahora es sede de la Biblioteca Pública de Salamanca.

La calle de Libreros lleva hasta los edificios de las Escuelas Mayores y al Patio de Escuelas donde es muy recomendable acudir a media tarde cuando el sol del atardecer incide sobre las piedras de las fachadas proyectando una luz dorada realmente mágica, como ya me habían explicado. En la fachada de las Escuelas Mayores se encuentra una calavera con un sapito encima y dice la leyenda que si eres capaz de verlo regresarás a la ciudad. Yo no lo vi, pero volveré para desquitarme y localizarlo.

El nombre de la calle es obvio que se debe a un motivo gremial que la actualidad no refleja. En la época medieval los libreros y los impresores instalaban sus comercios y talleres en esta calle para atender las necesidades de los profesores y alumnos de la Universidad. Actualmente no hay librerías, pero sí pequeños cafés y restaurantes, muy cucos, y viviendas particulares. Todos ellos han conservado las fachadas y elementos decorativos antiguos que contienen. Muy auténtico.

Otro café importante de Salamanca es el Novelty. Inaugurado en 1905 este café está situado en la Plaza Mayor bajo los portalones del pabellón que también acoge al Ayuntamiento. Entre sus clientes más fieles se encuentran intelectuales y escritores que siguen la estela de otros habituales como eran Unamuno, Carmen Martín Gaite y Torrente Ballester que aún está sentado en su mesa favorita gracias a una escultura que le reproduce. Vale la pena pasarse por allí haciendo un ejercicio melómano.

Martín Gaite también tiene su propia escultura en la Plaza de los Bandos y siguiendo una tradición autoimpuesta (y agradabilísima) me compré en la librería Cervantes su novela Entre visillos donde describe la vida opresiva de la burguesía salmantina durante la posguerra.

Desde el puente romano se puede ver una perspectiva muy bonita del centro histórico

Ni siquiera las cigüeñas se resisten a Salamanca...

No sólo del Lazarillo de Tormes vive Salamanca, La Celestina es otra de las obras literarias que hacen de Salamanca una visita obligada para todos los amantes de la literatura. En la ciudad se halla el Huerto de Calixto y Melibea un jardín de dos mil metros cuadrados que se enclava en lo alto de la muralla ofreciendo unas vistas imponentes sobre el río Tormes. Los frutales y arbustos guarecen del sol y bajo sus ramas sentados en un banco se puede disfrutar de la tarde leyendo. Delicioso.

No adjunto fotos del jardín por dentro para que cada uno lo imagine como quiera. Salamanca es mucho más. Tanto que voy a tener que volver, espero que acompañada, para disfrutar mucho más de esta encantadora ciudad.

Aquí el cielo de Salamanca desde el avión de vuelta a Barcelona. Por cierto, descubrí el secreto de la luz dorada mágica que se reflejaba al atardecer en los edificios históricos de la ciudad: se ve que la piedra utilizada en la construcción de dichos edificios históricos al entrar en contacto con el aire se vuelve dura y se provee de una pátina dorada que acentúa aún más su color la luz del sol. Curioso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

porta els papers quan tornis :)