Sustituciones (I)
Año nuevo, vida laboral nueva. Después de mi despido (¿cuánto tiempo me seguirá doliendo?), hay que empezar a buscarse la vida y en época de alegría y felicidad navideñas (cuánta consideración despidiéndome antes de Navidad...) lo más fácil es ser sustituto en alguna de las bibliotecas públicas de la ciudad. Trabajas pocos días, aunque muchas horas. Muchísimas horas. Pero en estos momentos lo que cuenta es la pasta y los puntos que acumules para futuras oposiciones (es como en las líneas aéreas, algún día te tocará un vuelo gratis). En estas sustituciones se pueden dar varios supósitos que te hagan disfrutar más o menos de la experiencia. A saber, que te traten bien, como a uno más del equipo bibliotecario o todo lo contrario, que te mangoneen y les hagas el café. Aunque hay muchas tonalidades de grises en medio.
Todavía no me he encontrado en situación tan humillante como la segunda, pero en la actualidad estoy en una biblioteca donde, aun sin estar los jefes, se masca un ambiente a la defensiva. Parece que todos se miran los unos a los otros, y sobretodo miran por encima del hombro, quizá para comprobar si alguien ya les ha clavado el cuchillo.
El primer día trabajé sólo por la mañana. Fue una mañana tranquila. Sin nada que hacer. Las perspectivas eran buenas, me asignaban el préstamo, una zona donde no paras un minuto y no te obliga a establecer relaciones sociales hipócritas con el de al lado, pero todo se vino abajo cuando me preguntaron "¿eres bibliotecaria o auxiliar?". Pues vaya, en el sistema público de bibliotecas, ni una cosa ni la otra. Técnicamente soy bibliotecaria, tengo el título (aie), dije. Y fui retirada del préstamo. La otra sustituta que es estudiante de tercero ocuparía mi puesto. Yo fui desplazada a la sala infantil. No os equivoquéis. No me gustó ni un ápice aunque ésa sea mi especialidad dentro de las bibliotecas. En vacaciones, poco pasa. Poco hay que hacer. En las mayorías de bibliotecas, si pueden, restringen mucho el trabajo que nos asignan a los sustitutos. En algunas, poco más que meros vigilantes jurados, aunque sin porra. Y así fue. Una mañana de auténtico hastío, con una bibliotecaria fija jactándose de ello, que no trabajó en toda la mañana, aunque según ella no paró ni un momento. Y la faena pendiente... acumulándose en el almacén.
Y yo me pregunto, ¿cómo puede ser que en una biblioteca donde trabajan de 8 a 10 personas se acumule tanto el trabajo? Bueno, podría responder que alguien pensó: Vamos a centralizar los préstamos en la entrada. Sólo habrá dos personas pero así los demás estaremos en otras mesas donde cada media hora vendrá alguien a preguntar alguna chorrada y mientras tanto, ¿por qué no nos conectamos un ratito a internet? Sólo cinco minutitos... ahora que no me ve nadie.
Todavía no me he encontrado en situación tan humillante como la segunda, pero en la actualidad estoy en una biblioteca donde, aun sin estar los jefes, se masca un ambiente a la defensiva. Parece que todos se miran los unos a los otros, y sobretodo miran por encima del hombro, quizá para comprobar si alguien ya les ha clavado el cuchillo.
El primer día trabajé sólo por la mañana. Fue una mañana tranquila. Sin nada que hacer. Las perspectivas eran buenas, me asignaban el préstamo, una zona donde no paras un minuto y no te obliga a establecer relaciones sociales hipócritas con el de al lado, pero todo se vino abajo cuando me preguntaron "¿eres bibliotecaria o auxiliar?". Pues vaya, en el sistema público de bibliotecas, ni una cosa ni la otra. Técnicamente soy bibliotecaria, tengo el título (aie), dije. Y fui retirada del préstamo. La otra sustituta que es estudiante de tercero ocuparía mi puesto. Yo fui desplazada a la sala infantil. No os equivoquéis. No me gustó ni un ápice aunque ésa sea mi especialidad dentro de las bibliotecas. En vacaciones, poco pasa. Poco hay que hacer. En las mayorías de bibliotecas, si pueden, restringen mucho el trabajo que nos asignan a los sustitutos. En algunas, poco más que meros vigilantes jurados, aunque sin porra. Y así fue. Una mañana de auténtico hastío, con una bibliotecaria fija jactándose de ello, que no trabajó en toda la mañana, aunque según ella no paró ni un momento. Y la faena pendiente... acumulándose en el almacén.
Y yo me pregunto, ¿cómo puede ser que en una biblioteca donde trabajan de 8 a 10 personas se acumule tanto el trabajo? Bueno, podría responder que alguien pensó: Vamos a centralizar los préstamos en la entrada. Sólo habrá dos personas pero así los demás estaremos en otras mesas donde cada media hora vendrá alguien a preguntar alguna chorrada y mientras tanto, ¿por qué no nos conectamos un ratito a internet? Sólo cinco minutitos... ahora que no me ve nadie.
Nota: mi novio me ha contagiado la animadversión por los funcionarios. Admito que verme sin trabajo ha podido acrecentar la envidia que les tengo y esa podría ser la causa de este post tan poco objetivo y para nada generalizable a todos los bibliotecarios y bibliotecas. Compañeros biblioteconómicos, ¡
no me tengáis rencor, darme un trabajo mejor!Nota II: para ser ecuánime, en la próxima entrada la mejor experiencia como sustitua que he tenido. Ocurrió hace dos Navidades y aún veo a los compañeros con los que trabajé.
5 comentarios:
ánimo... los reyes magos te traerán algo mejor, XD
pilar, qué maja eres!
no acabo de entender. osea al decir que eras diplomada te enchufaron en sala infantil en plan ostracismo... para que no robes el puesto a alguien o algo asi? es que soy muy inocente todavia a pesar de todo.
la vida es muy dura, y hay que aprovechar todas las posibilidades que da el trabajar para la administración, es decir, si se puede no trabajar.
Ay va, menudo plan :( bueno, a partir de ahí el 2008 remonta, eso dalo por seguro...ánimos y que sea leve, y si quieres hacer una entrada en plan "los voy a matar a todos", acuérdate de enviarnos el enlace a los frikitecaris...;)
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