Los poetas, ya muertos, ganan
Esta mañana he leído en La Vanguardia un artículo de opinión sobre la muerte del poeta Ángel González y la hipocresía que reina en España que me ha gustado por su justicia. Copio un par de extractos, pero recomiendo su lectura completa:
Ha muerto Ángel González y hoy sábado su ciudad natal, Oviedo, que no le dio ni un sitio donde cobijar su vejez, le regalará una plaza pública y muchas palabras de cínicos instalados. Porque los poetas ganan al morir, y es pena, porque a ellos ya no les sirve de nada, ni siquiera para escribir unos versos melancólicos sobre la desvergüenza. La gente adora a los poetas cuando ya tienen encima unas capas de tierra y dos quintales de papel de prensa dedicada. Cuando son glosados por sus amigos, sus viudas, sus amantes, sus enemigos, sus colegas curados ya de envidia, por los aspirantes al título, a quienes pagó un café, o el vecino que le señalaba a sus hijos con palabras cargadas de futuro, que diría otro poeta: "Ese tipo que va por ahí, con esa pinta, es poeta. ¡No te jode, poeta! ¡Vaya morro!". La gloria para los poetas alcanza el paroxismo cuando fallecen. Los homenajes, los recuerdos, incluso se ponen sus nombres a fundaciones y premios que ellos no atisbaron en vida.
[...] Como nadie lo va a recordar se lo cuento yo y así sabemos lo mismo todos. Ese notable poeta que acaba de morir, Ángel González, vivió desde los años setenta gracias a la universidad norteamericana de Albuquerque, en Nuevo México, que le acogió dignamente. Todos los intentos que hizo el poeta por conseguir algún curso, algunas clases continuadas que le permitieran abandonar aquel destierro americano chocaron con la resistencia berroqueña de las universidades españolas. Incluso les digo más, en la Universidad de Oviedo, donde fue invitado en 1985 para dar un curso de cuatro meses se planteó la posibilidad de nombrarle "profesor invitado". Pero no fue posible. Ningún departamento ni decano ni rector encontró la fórmula que le permitiera quedarse y hubo de volver a los Estados Unidos.
[...] Así se comprende que el pasado diciembre, con el poeta tambaleante - "soy lo que queda de un señor antiguo"-, jugando ya las últimas cartas con la vida, la Universidad de Oviedo le nombrara doctor Honoris Causa. Probablemente estaban presentes los que le negaron el derecho a quedarse en España y dar clases de lo que sabía más y mejor que ellos. Hubo discursos académicos, aplausos y hasta lloros de emoción. La memoria ausente facilita los fluidos; se llora y se orina con impávida parsimonia. Pero nadie recitó esos terribles versos del último periodo del poeta:
"¿Qué sabes tú de lo que fue mi vida?
Ahora sólo ves estos últimos años que son como la empuñadura de un [ cuchillo clavado hasta el final en mi costado.
Arráncalo de golpe y un borbotón de [ sueños salpicará tu rostro".
Extractos del artículo de opinión Los poetas, ya muertos, ganan de Gregorio Morán publicado por La Vanguardia el 19 de enero de 2008.
[...] Como nadie lo va a recordar se lo cuento yo y así sabemos lo mismo todos. Ese notable poeta que acaba de morir, Ángel González, vivió desde los años setenta gracias a la universidad norteamericana de Albuquerque, en Nuevo México, que le acogió dignamente. Todos los intentos que hizo el poeta por conseguir algún curso, algunas clases continuadas que le permitieran abandonar aquel destierro americano chocaron con la resistencia berroqueña de las universidades españolas. Incluso les digo más, en la Universidad de Oviedo, donde fue invitado en 1985 para dar un curso de cuatro meses se planteó la posibilidad de nombrarle "profesor invitado". Pero no fue posible. Ningún departamento ni decano ni rector encontró la fórmula que le permitiera quedarse y hubo de volver a los Estados Unidos.
[...] Así se comprende que el pasado diciembre, con el poeta tambaleante - "soy lo que queda de un señor antiguo"-, jugando ya las últimas cartas con la vida, la Universidad de Oviedo le nombrara doctor Honoris Causa. Probablemente estaban presentes los que le negaron el derecho a quedarse en España y dar clases de lo que sabía más y mejor que ellos. Hubo discursos académicos, aplausos y hasta lloros de emoción. La memoria ausente facilita los fluidos; se llora y se orina con impávida parsimonia. Pero nadie recitó esos terribles versos del último periodo del poeta:
"¿Qué sabes tú de lo que fue mi vida?
Ahora sólo ves estos últimos años que son como la empuñadura de un [ cuchillo clavado hasta el final en mi costado.
Arráncalo de golpe y un borbotón de [ sueños salpicará tu rostro".
Extractos del artículo de opinión Los poetas, ya muertos, ganan de Gregorio Morán publicado por La Vanguardia el 19 de enero de 2008.
2 comentarios:
Me gusta tu blog, ya no recuerdo cómo llegué hasta él. Y me gusta mucho tu post sobre Angel Gonzalez. A mi también me cabrea esto de que cuando mueren les hagan todos los honores. Algo parecido quise decir cuando escribí esto: http://www.literaturate.com/los-escritores/
Me gusta tu blog, ya no recuerdo cómo llegué hasta él. Y me gusta mucho tu post sobre Angel Gonzalez. A mi también me cabrea esto de que cuando mueren les hagan todos los honores. Algo parecido quise decir cuando escribí esto: http://www.literaturate.com/los-escritores/
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