viernes, 5 de octubre de 2012

Mamadas de buenos días, gintonics de buenas noches

¿Somos los treintaytantos actuales menos propensos a las relaciones estables y a las responsabilidades que nuestros padres? Seguramente sí. A mi edad, mis padres ya nos habían tenido a mi hermana y a mí, eran emprendedores, de los que se hacen a sí mismos, y dirigían su propia empresa.
Pero los tiempos cambian, quizá somos más egoístas, no estamos dispuestos a comprometernos como antes, sacrificarnos por los hijos que hubieran de venir y que por tanto no vienen, no nos atamos a una pareja por no perder la posibilidad de picar entre horas...

Como todas las generalizaciones son falsas, sé perfectamente que no todos los treintaytanos encajamos en ésa definición, pero quizá sí lo hagan muchos. 
Lo que es cierto es que intentamos no parecernos a nuestros padres, queremos tener la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. Admito que, aunque soy muy feliz con mi pareja y no lo cambiaría por nada, a veces me imagino cómo sería tener la posibilidad de escoger cada día, de garito en garito, como quien escoge una ginebra diferente para el mismo gintonic.

Todas estas diatribas e inseguridades estan perfectamente reflejadas en dos novelas muy recomendables sobre cómo vivimos actualmente el amor, la vida en pareja y el trabajo, y ahí se acaban las similitudes para DPK: Dies de porno i kleenex y Todas las chicas besan con los ojos cerrados.

Le tengo un especial cariño a DPK: Dies de porno i kleenex porque el autor es amigo mío, me concedió el gran honor de leer la versión en espiral y que luego me escribiera una dedicatoria majísima. A parte de todo eso, su alocada historia lo vale: cuando Sonia rompe con Benja (siendo ella su única novia en la historia) desencadena en este un profundo dolor que le llevará a una espiral de sexo desenfrenado, con momentos hilarantes para el lector. Su grupo de amigos no se quedará atrás cuando la boda de Carles y Magda abra rendijas en su hasta ahora estable relación. Una epidemia sexual para superar las inseguridades propias de la edad y la situación laboral.

A parte de lo mucho que me gusta el libro, me ilusiona poder escribir esta reseña porque es una novela autoeditada, sin ningún grupo editorial detrás que la distribuya, le cree campañas de publicidad ingeniosas, sin amigos famosos que salgan en los medios hablando de ella... todo es hecho por uno mismo. Actualmente sólo existe la versión original en catalán, que podéis comprar o prestaros en las bibliotecas, pero el autor ya trabaja en la traducción al español. Con coraje y valentía luchando por su sueño, ¡bravo Cesc!

Se parece pero no es lo mismo. Todas las chicas besan con los ojos cerrados relata el encuentro de Álex y Natalia y como su relación hará que éste se plantee su concepción vital acerca del amor y sus consecuencias. ¿Es tan sencillo como mudarse juntos e ir a IKEA? ¿Se estará perdiendo a otras muchas mujeres con las que podría disfrutar? Su estilo narrativo y diálogos trepidantes (se nota la maestría guionista del autor) hacen que la devores en un plis, tanto si te gustan las comedias románticas como si no. 
Y encima está repleta de verdades como puños: 

"Todo el mundo sabe que ir al Ikea un sábado por la tarde es como ir a Mordor para lanzar el Anillo Único a los fuegos del Monte del Destino. Eso es seguro. Eso es así. Si se añade que no lo acompañan ni Aragorn, ni Legolas, ni Gimli, ni Gandalf, ni ninguno de los hobbits de la Comunidad del Anillo que partieron de Rivendel (el hogar de Ellrond), Álex, ciertamente, preferiría ser violado por una manada de orcos salidos durante tres días y tres noches."

PD: El título del post es una expresión leída en la reseña de Carlos Suberviola en el blog Placeres diarios. Me ha encantado porque en este caso refleja lo trash y brutal de la novela de Cesc Llaverias y el lado más chic y actual de la de Enric Pardo.

1 comentario:

Cesc Llaverias dijo...

Moltes gràcies per la ressenya, i per descobrirme una futura lectura!