jueves, 4 de septiembre de 2008

Redacción: Las vacaciones (2ª parte)

Previously on Las vacaciones en París: Así que nos fuimos otra vez a París. No sé cuántas veces he visitado la ciudad de la luz en los últimos dos años, pero no me canso de hacerlo. Siempre encuentro cosas nuevas para ver. Siempre. Y este viaje no ha sido distinto, aunque no ha sido tan variado como los anteriores, ya que elAbogado lo ha enfocado sobre dos temas que le interesaban especialmente: la muerte y los pasajes cubiertos.

Aunque París sea la ciudad de la luz, del amor y demás, la muerte está muy presente y caminando por sus calles te puedes topar con un cementerio, multitud de iglesias con tumbas alojadas entre sus sagradas paredes y si caminas bajo tierra ya es el no va más. Y bajo tierra nos fuimos el primer día a visitar las catacumbas. En la Plaza Denfert-Rocherau está el acceso, en lo que parecía ser una antigua parroquia. En la entrada, antes de llegar a la taquilla, un cartel avisa a los visitantes con dudas que la excursión no se recomienda a personas sensibles y/o con problemas respiratorios o cardíacos. Al lado del cartel, un desfibrilador cardíaco por si alguien que se ha creído muy hombre resulta no serlo tanto.

elAbogado parecía aún más tenebroso...

Estas galerías mineras de roca caliza de época romana evolucionaron hacia cementerio subterráneo cuando la ciudad vio saturados los cementerios que se encontraban en la mayoría de iglesias, y no es que haya pocas en París... También fue un factor desencadenante fueron las numerosas infecciones que sufrían los ciudadanos del distrito de Les Halles por el incorrecto manejo de los cadáveres de un cementerio cercano al mercado.

Así que, de noche y en carruajes para no traumatizar a los parisinos, se fueron trasladando los cadáveres inhumados hacia las minas que han vivido grandes momentos en la historia de París: numerosos nobles fueron enterrados aquí después de pasar por la guillotina durante la Revolución Francesa y en un giro del destino el propio Robespierre también acabó en las catacumbas; durante la Segunda Guerra Mundial la resistencia usó los túneles para esconderse y una vez la ciudad fue sometida los propios alemanes construyeron un búnker aprovechando las galerías y las criptas; y en la actualidad son los "alternativos" que se meten por los múltiples accesos a las catacumbas desde las alcantarillas que dan trabajo a los cataflics o policías de las catacumbas que alguna vez se han encontrado con uno de estos exploradores perdido y muerto por los más de 300 kilómetros de galerías.

Unos siete minutos de caminata por galerías oscuras, sinuosas y muy húmedas dan lugar a la puerta del osario donde más de 6 millones de parisinos reposan para siempre en muros hechos con fémures, tibias y peronés coronados por calaveras. Me asombró la cantidad de espacios amplios donde se acomodan criptas, altares y grandes cruces de piedra para honrar a los muertos, dejando de lado así la imagen de almacén de huesos para parecerse más a un monumento funerario. Cuatro kilómetros después hay que escalar una sinuosa escalera de caracol te topas con la luz y un tío que te pide que abras la mochila, y con razón, ya que durante la primera hora de visita del día ya habían intentado chorizar dos huesos y una calavera.

Una vez superada la visita a las catacumbas, ansiada hasta la extenuación por elAbogado, nos pudimos dedicar a pasear por los pasajes cubiertos, otra de las visitas fetiche del susodicho... Y aunque ya habíamos visto algunos le gustaron tanto que hasta aprendió a buscar por la red y enterarse de que hay muchísimos por la ciudad.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Les catacumbes es podrien definir com una atracció, però sense la bruixa que et persegueix amb l’escombra. Val molt la pena anar-hi, tant pel lloc en si mateix, com per la història que l’envolta. Per cert Iris, oi que no vas passar gens de por…?

Esther dijo...

Era un dels llocs que volia visitar quan tornés algun dia a París, però després de veure lo "jinyant" que pot ser, jo passo; millor em quedo en un "salon de thé" menjant un croissant. Per cert, és pot saber per què vol la gent una calavera o una tívia per casa seva?

ChetoCheta dijo...

muy mal rollito, yo ahí no me meto, me quedo con el croissant de la primera foto...

Anónimo dijo...

Ufff... Yo soy más de visitar cementerios (en todo caso, que tampoco los busco... aunque Père Lachaise en París igual sí que está bien buscarlo) pero los huesos al aire ya no me "van" tanto, qué quieres que te diga. Normal lo del desfibrilador.

Anónimo dijo...

Esther, responc a la teva pregunta:
1.- Per decorar un antro tètric.
2.- Per intimidar als morosos quan els convidis a casa, dient que així va acabar l’últim que no et va tornar els diners.
3.- Pel gos (segur que els hi encanta un bon fèmur o una costella, segons les dimensions del gos).
4.- Com a joc: pot ser un divertit “trencaclosques”, entrar varies vegades a les catacumbes fins a completar el joc.
5.- Com a trepitja papers... llàstima no haver-ho pensat abans.
...
Segur que a la gent se li acudeixen altres utilitats, faig una crida perquè tots participem (com a labor social) per fer-les veure a l’Esther.

Zamarat dijo...

Uff! No sé si yo aguantaría esos siete minutos por la oscuridad de las galerías... No sabía que existía esto en París: una información muy muy interesante, Iris.

Anónimo dijo...

Volem veure la 3ª part!!!

Irisibula dijo...

Jolín, ¡qué presión! Tranqui, anónimo, que esta semana cuelgo la tercera parte...

Anónimo dijo...

pos yo no estao en paris,pero he estado en 2 sitios donde hablan franchute, en québec y en senegal, ahí es ná!
nos vemos pronto!!

Olivia_p dijo...

muy interesante y ameno el post, me ha gustado mucho la primera foto. Yo estuve allí a los dos años, perdí un zapatito en la estación del tren, eso dice mi padre ; )
pero tengo muchísimas ganas de visitar París.

ChetoCheta dijo...

a ver si actulizassss ehhhh........

Eli Ramirez. dijo...

Ais! m'encanta la foto del croissant i la Torre Eiffel!!! ^^!!!!

Anónimo dijo...

I Brussel•les???