martes, 16 de septiembre de 2008

Redacción: Las vacaciones (3ª parte)

Previously on Las vacaciones en París: Una vez superada la visita a las catacumbas, ansiada hasta la extenuación por elAbogado, nos pudimos dedicar a pasear por los pasajes cubiertos, otra de las visitas fetiche del susodicho... Y aunque ya habíamos visto algunos le gustaron tanto que hasta aprendió a buscar por la red y enterarse de que hay muchísimos por la ciudad.

Y con una lista que parecía interminable nos volvimos a patear la capital francesa en busca de estos pasajes cubiertos, antepasados de los actuales centros comerciales. (Barceloneses de pro, ¿os acordáis de las ya extintas galerías Avenida o de las supervivientes Maldá?).

Los primeros pasajes los descubrimos en nuestro viaje iniciático por París. Fueron los pasajes del barrio de Montmatre, que empiezan al lado del Folies Bergere y que te llevan hasta el Boulevard de Montmatre. Son tres pasajes, uno detrás de otro: el Passage Jouffroy, el Verdeau y el Panoramas.

Propios de la Rive Droite, los pasajes cubiertos nacen de la necesidad de las buenas señoras de pasearse y admirar escaparates de tiendas de artesanos, anticuarios y exclusivas, pero alejadas de aglomeraciones y protegidas de las inclemencias climáticas.

La mayoría son de estilo rococó, muy rimbobantes en sus mármoles y molduras, y conservan el encanto de los comercios antiguos. Son preciosos los salones de te con sus escaparates llenos a rebosar de pecaditos dulces y múltiples chocolates. Y su son de pecado la viennoisserie, las librerías antiguas... pues ya os lo podéis imaginar.

Encima de los locales, hay espacio para las viviendas y son muchas las ventanas que se engalanan con flores. Me sorprendió ver las entradas a las casas justo al lado de los comercios, abiertas, con las bicis y los carritos de bebés sin atar. Será que allí son más civilizados.

Después de los passages couverts de Montmatre, mi pasaje favorito es la Galerie Vivienne con los suelos de mosaico, la vidriera soleada, los carteles de los comercios, la librería Jousseaume y el salón de te A priori thé. Al lado está la galería Colbert, que ha pasado ha ser un espacio para exponer esculturas, que también vale mucho la pena visitar.

Un poco más abajo, justo al lado de los jardines del Palais Royal está el pasaje Perron donde hay una tienda de cajas de música espectacular. El pasaje antaño era muy frecuentado por las cortesanas que se dirigían a los jardines y al palacio donde se ve que se organizaban unas orgías de cuidado.

Y después de catacumbas y pasajes, por fin me pude ir de paseo gastronómico a comprar chocolate y a tomar un te a la Amélie, para luego dirigirnos en TGV a la capital europera, Bruselas.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Els passatges coberts són un oasi de tranquil·litat, curiositat, originalitat, de record del París d’abans, i en molts casos amb un regust de decadència que atreu molt.

ChetoCheta dijo...

Menos mal que te has dignado a actualizar eh porque vaya tela y del cocere ya ni te digo pero bueno.....
No os habéis planteado hacer una guía de París?? Me parece que con París vosotros tenéis la misma obsesión que nosotros con New York jaja

Anónimo dijo...

Que bonito paris, tengo que ir este otonio sin falta

Silver dijo...

Interesante, contraste, antes nos has enseñado las tinieblas de Paris y ahora nos enseñas la luz. Buen trabajo....

Irisibula dijo...

Gracias Silver por tu comentario. París es una ciudad que me enamora y por eso me motiva mucho buscar sitios nuevos, que no salen siempre en todas las guías o que no son los más típicos. Me encanta que te gusten estas entradas! :P

Anónimo dijo...

Qué bonito... y qué diferencia con la entrada de los huesecillos :P

Lo del café de Amélie me ha dado una envidia...

Clari dijo...

se ven unas lindas fotografias.. se nota que pasaron unas lindas vacaciones. está bueno irse a descansar y encima conocer paisajes nuevos.. yo a fin de año voy a viajar a Quito, espero tener una linda experiencia