¿Pero se pegaron de verdad?
Esa fue mi respuesta a la anécdota que me contó una persona que conocí en Salamanca hace un mes y que es de aquellas que tienen un don innato para la belleza y la creación. Con sólo 24 años había pasado un año en Córdoba con una beca de la Fundación Antonio Gala (!) y había ganado el premio Hiperión de poesía, entreo otros premios, y que publica una columna semanal en el suplemento Mola del Diario de Ibiza... Impresionante, ¿no? Pues aún más, oírle hablar te dejaba con la boca abierta. Su nombre es Ben Clark y aunque no es un colega bibliotecario propiamente dicho, trabajaba en la biblio de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y me hizo una visita guiada muy completa y exhaustiva, que le agradecí porque a mí esos detalles me gustan.
Nos fuimos a comer por Salamanca con otro grande, grandísimo, Gustavo Puerta y otra colega de la Fundación y mientras degustábamos la comida local me enteré que Ben había participado en una especie de duelo de poetas.
¿Duelo de poetas?, me dije, ¿en plan Edad Media, con espadachines y guantes para desafiaros a verso limpio? Pues más o menos me dijeron. Con sonrisillas divertidas y un pelín irónicas Ben me explicó que no fue a verso limpio, pero sí a puñetazo limpio. ¿Cómo? Pues eso, que Ben y tres poetas más se vistieron de boxeadores y se pegaron. Sí, sí, eso mismo.
El I Campeonato Mundial de Poetas Pesados nació como una acción que quería poner en tela de juicio a los círculos poéticos al uso, que apestan un poquito a naftalina, que potencian el parón que sufre la poesía en el mundo cultural.
La actividad convocó a un gran público que acudió al acto con la misma idea equivocada que yo. Vaya, que se toparían con un grupo de poetas rapsodas que les delectarían con sus composiciones, pero se que se encontraron con tres púgiles que se dieron bien y con una chavalilla bien guapa que anunciaba los rounds, con hombres de sombrero calado que gestionaban las apuestas y los "coaches" en las esquinas.
Hubo polémica y público que abandonó el local, pero también controversia y animación que ha propiciado un debate que ha llegado hasta Madrid donde se convocó un acto y rueda de prensa para charlar sobre poesía.
Lástima que no haya llegado hasta Barcelona para poder ir y jalear a Ben, por supuesto, que al despedirnos me dijo: "Cómprate mi libro". Pues Ben, ya está hecho. Me he comprado el ganador ex-aequo del Premio de Poesía Hiperión Los hijos de los hijos de la ira. Cuando finalice su lectura os reñaré alguna cosilla, pero puedo avanzar que ya ha entrado a formar parte de mi poemario personal. De momento, quedaros con el combate. No tiene desperdicio.
Ah, y recordad, mañana 21 de marzo es el Día Mundial de la Poesía.
Nos fuimos a comer por Salamanca con otro grande, grandísimo, Gustavo Puerta y otra colega de la Fundación y mientras degustábamos la comida local me enteré que Ben había participado en una especie de duelo de poetas.
¿Duelo de poetas?, me dije, ¿en plan Edad Media, con espadachines y guantes para desafiaros a verso limpio? Pues más o menos me dijeron. Con sonrisillas divertidas y un pelín irónicas Ben me explicó que no fue a verso limpio, pero sí a puñetazo limpio. ¿Cómo? Pues eso, que Ben y tres poetas más se vistieron de boxeadores y se pegaron. Sí, sí, eso mismo.
El I Campeonato Mundial de Poetas Pesados nació como una acción que quería poner en tela de juicio a los círculos poéticos al uso, que apestan un poquito a naftalina, que potencian el parón que sufre la poesía en el mundo cultural.
La actividad convocó a un gran público que acudió al acto con la misma idea equivocada que yo. Vaya, que se toparían con un grupo de poetas rapsodas que les delectarían con sus composiciones, pero se que se encontraron con tres púgiles que se dieron bien y con una chavalilla bien guapa que anunciaba los rounds, con hombres de sombrero calado que gestionaban las apuestas y los "coaches" en las esquinas.
Hubo polémica y público que abandonó el local, pero también controversia y animación que ha propiciado un debate que ha llegado hasta Madrid donde se convocó un acto y rueda de prensa para charlar sobre poesía.
Lástima que no haya llegado hasta Barcelona para poder ir y jalear a Ben, por supuesto, que al despedirnos me dijo: "Cómprate mi libro". Pues Ben, ya está hecho. Me he comprado el ganador ex-aequo del Premio de Poesía Hiperión Los hijos de los hijos de la ira. Cuando finalice su lectura os reñaré alguna cosilla, pero puedo avanzar que ya ha entrado a formar parte de mi poemario personal. De momento, quedaros con el combate. No tiene desperdicio.
Ah, y recordad, mañana 21 de marzo es el Día Mundial de la Poesía.
1 comentario:
Primera regla del club de la lucha: nadie habla del club de la lucha.
Segunda regla del club de la lucha: ... nadie habla del club de la lucha.
La tercera regla es que la pelea termina cuando uno de los luchadores grite alto, caiga o haga alguna señal.
La cuarta regla, solo dos por pelea.
La quinta, una pelea a la vez.
la sexta regla: se pelea sin camisa ni zapatos.
La septima es que cada pelea dure lo que tenga que durar.
Y la octava y ultima regla ... si es tu primera noche, tienes que luchar!
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