Una Navidad diferente
Finalmente descansamos poco, ya que nos dedicamos a visitar todo lo que pudimos, a comer demasiado (queso, chocolate, queso, chocolate...), a pasar mucho frío y a suspirar cada dos segundos por los paisajes nevados. Allá donde íbamos se oían nuestros suspiros de mediterráneos que no ven la nieve ni de casualidad, pero es que es tan bonito. Para muestra, una instantánea que tomé desde el funicular que nos subió al Pilatus.
Ya de regreso, las cajas seguían esperándonos (qué lástima que ningún duendecillo viniera a deshacer y ordenar su contenido), las compras en IKEA también y lo peor, montar los muebles. Imposible demorarlo porque las noches que puedo dormir encima de un colchón en el suelo son limitados. Pero con paciencia todo se acaba y aunque no hemos llegado a esa etapa, las reuniones con la familia y los amigos ayudan. Sobretodo aquellas en las que nos regalan cosas para nuestro nuevo hogar: como mi hermana y mi cuñado que con un reproductor de DVD nos han liberado de ver películas en el portátil, y mi suegra que nos ha preparado una cesta (mejor una caja preciosa) con cantidad de delicatessen (¡qué bien nos conoce!)
Al estar fuera, no he montado ni el árbol ni el pesebre de playmobil ni he colocado ningún tipo de decoración navideña (a parte de estar la mayoría en cajas), pero no me he podido resistir a elaborar este centro de mesa con la maravillosa vela que también me regaló mi suegra. ¿No es genial?
Así de gusto volver de las vacaciones...
3 comentarios:
Pues si,
¡Feliz año nuevo!
Me uno a los suspiros ¡aay, quien pudiera pasar una Navidad blanca!
Petonets i Bon Any Nou
lo que és genial es tenir una sogre com la teva!
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