Bologna Children's Book Fair 2007
Aquest any el Consell Català del Llibre per a Infants i Joves m'ha proposat per representar-los a la Fira del Llibre Infantil de Bolonya. La fira més important del sector. Imagineu-vos la il·lusió que em va fer quan m'ho van dir.
L'organització de la fira em pagava l'estada a la ciutat i l'entrada a la fira, però el bitllet me l'havia de pagar jo. El problema és que l'organització ho ha comunicat molt tard i ara ja no queden bitllets per als dies que jo podia anar-hi. Bé, encara en queden, però dels de 600€ per trajecte. Quin pal! Un gerro d'aigua freda m'ha foragitat d'aquest somni tan meravellós...
Això m'ha fet recordar aquest conte d'en Gianni Rodari, extret del llibre Cuentos por teléfono.
Una vez, en Bolonia, hicieron un castillo de helado justo en medio de la plaza Mayor, y los niños venían de muy lejos para darle un buen lametón.
El tejado era de nata, el humo de las chimeneas era de azúcar hilado, las chimeneas de fruta confitada. Y el resto de helado, las paredes de helado, los muebles de helado.
Un niño muy pequeño se aferró a una mesa y le lamió las patas de una en una, hasta que la mesa se le cayó encima con todo lo que había encima, que estaba hecho de helado de chocolate, que es el más bueno.
Un policía se dio cuenta que una de las ventanas se estaba fundiendo. Los vidrios eran de helado de fresa.
-¡De prisa! –Chilló el guardia-, ¡más deprisa!
Y todos se pusieron a lamer con más rapidez para no perder ni una sola gota de aquella obra de arte.
Aquel fue un gran día, y por orden del medico nadie tuvo dolor de tripa.
Todavía hoy, cuando los niños piden otro helado, los padres suspiran: -Seguro que tú querrías tener un castillo entero, ¡como el de Bolonia!
Això m'ha fet recordar aquest conte d'en Gianni Rodari, extret del llibre Cuentos por teléfono.
Una vez, en Bolonia, hicieron un castillo de helado justo en medio de la plaza Mayor, y los niños venían de muy lejos para darle un buen lametón.
El tejado era de nata, el humo de las chimeneas era de azúcar hilado, las chimeneas de fruta confitada. Y el resto de helado, las paredes de helado, los muebles de helado.
Un niño muy pequeño se aferró a una mesa y le lamió las patas de una en una, hasta que la mesa se le cayó encima con todo lo que había encima, que estaba hecho de helado de chocolate, que es el más bueno.
Un policía se dio cuenta que una de las ventanas se estaba fundiendo. Los vidrios eran de helado de fresa.
-¡De prisa! –Chilló el guardia-, ¡más deprisa!
Y todos se pusieron a lamer con más rapidez para no perder ni una sola gota de aquella obra de arte.
Aquel fue un gran día, y por orden del medico nadie tuvo dolor de tripa.
Todavía hoy, cuando los niños piden otro helado, los padres suspiran: -Seguro que tú querrías tener un castillo entero, ¡como el de Bolonia!
2 comentarios:
Aún me acuerdo de ese libro!
putada de las gordas!!!
lo siento fadeta :(
yo tenía el Cuentos para Jugar. Los cuentos de Rodari siempre fueron muy divertidos, me encantan
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